La Convivencia Humano-Robot en la Era 4.0: Sostenibilidad, Resiliencia y Equilibrio Socio-Tecnológico (3a parte)

La búsqueda del equilibrio socio-tecnológico en ese proceso de convivencia esperado entre humanos y robots, en cuanto a los aspectos éticos, culturales, que permitan de alguna manera, establecer pautas pedagógico críticas, tomando en cuenta los posibles significados que traerá consigo, por ejemplo, la denominada antropomorfización riesgosa, es decir, el hecho de intentar como lo quiere impulsar la empresa Robots Dynamics, robots que puedan reforzar rasgos culturales, porque de trasfondo implica que su fabricación, distribución y venta se exporte a países distintos con diferente cultura al lugar de origen de su fabricación. Pensemos esto con robots que puedan no solo codificar, reproducir y hablar el idioma del país, sino que, además, su rapport sea adecuado y compatible a la idiosincrasia de las personas, sus tradiciones y formas culturales. 

Esto traerá consigo implicaciones perceptivas y cognitivas importantes, cuando dichos robots logren adaptarse al ecosistema cultural humano, y aparenten ser como nativos de ese país, importante reflexión moral y ética con consecuencias inimaginables, dejan entre abierto el debate entre expertos y no expertos, si es o no factible de asumir las corresponsabilidades entre los agentes interesados, entre las autoridades de los gobiernos y directivos de dichas empresas tecnológicas.

Si este tipo de proyectos van a ir en aumento, entonces, cabe pensar la urgencia de crear modelos tecno-pedagógicos para que en las empresas dedicadas a la fabricación de robots, y en las universidades, especialmente en las carreras de ingeniería robótica, consideren en sus planes de capacitación y curricula, no solo se centren en el estudio de la robótica desde campos de la ciencia, tecnología y sociedad (CTS), habría que integrar contenidos relacionados con los impactos conductuales, ambientales y ético-culturales de las organizaciones.

A modo de respuesta, podremos decir que la Unión Europea cuentan hasta el momento, con un enfoque que se aproxima a un marco regulatorio basado en la sostenibilidad. Esto se observa con el llamado Green Deal y Digital Strategy que busca la transición de la vinculación digital con la neutralidad climática, exigiendo que economías emergentes, incluyendo la robótica cumplan con criterios de eficiencia tecnológica.

Desde 2022, el Sustainable Products Regulation (SPR), incluye requisitos de diseño ecológico para productos electrónicos incluyendo los relacionados con la fabricación de robots. En 2023 la Directiva de Baterías, obliga a cadenas de suministro éticas y reciclaje de baterías (usadas en robots móviles). De acuerdo a la taxonomía propuesta por la Unión Europea, clasifica inversiones "sostenibles" lo que podría excluir proyectos de fabricación robótica con alta huella de carbono, punto enorme de controversia para empresas extranjeras chinas y estadounidenses principalmente, como medida de presión económica en respuesta y contra el modelo de aranceles. Como podemos observar, la convivencia humano-robot, también tendrá que depender de marcos regulatorios internacionales.

Las limitaciones de estas regulaciones mantienen un foco indirecto en cuanto a que ninguna menciona de manera explícita el término "robots", sino componentes de chips y baterías o sectores de minería asociados con la IA. Existe por lo tanto, una falta de armonización, debido a que, cada país prioriza distintos aspectos relacionados con las emisiones versus minería versus residuos. Existe en muchos casos, voluntariedad, es decir, normas como las propuestas de la OCDE o ISO de huella de carbono (ISO 14067), pero solo son adoptadas por empresas certificadas con ESG (International Association for Sustainable Economy).

Para que exista un diálogo en el ámbito de la innovación tecnológica y la sociedad, cabría considerar si realmente los humanos estamos preparados para entablar dicha convivencia con robots-humanoides que asemejan o van las empresas intentar que sus subsiguientes prototipos sean cada vez semejantes o se aproximen a ser como nosotros, con todo lo que ello implica ser humano, desde diversas dimensiones se conjugan niveles que pueden ir más allá del pensamiento lógico-racional que, traducido al propio lenguaje multimodal de un sistema algorítmico empleado para distintas situaciones y funciones. 

Implicaría que tampoco se trata de resolver problemas o tomar decisiones y configurar modelos analítico-reflexivos de pensamiento crítico, sin considerar que la propuesta de un marco ético podría solventar de manera inmediata los problemas que se generarían a partir de lo que en la cotidianeidad se generaría en llevar a la práctica códigos de convivencia para robots que se integran en las estructuras sociales y en la complejidad de los sistemas organizacionales que se han comentado arriba. 

Esto nos llevaría, sin duda, a padecer de las propias creaciones, como lo expondría en su novela homóloga, Mary B. Shelley en su "Frankenstein" arriesgarnos a cimentar una sociedad disruptiva automatizada, como ya se había tocado en otras publicaciones, sino al hecho de entrar en una nueva fase evolutiva como muchos lo vaticinan, esto sea parte de esa concepción de una Supertinteligencia en su replicante demostración (N. Bolstrom, 2024) de darle la oportunidad a los robots de soñar en ovejas electrónicas, como lo expuso de manera irónica Philip K. Dick, aun estará por verse y confirmarse tales visiones de un futuro utópico o distópico, de ello dependerá nuestra integridad humana para adaptarnos a esos nuevos momentos de la historia. 

Sigue pendiente que los países y empresas de la cuarta transformación de los conocimientos, expresamente los fabricantes de robots, contemplen ya la necesidad de dichos marcos regulatorios internacionales, de modo que negocien de acuerdo a leyes que protejan el medio ambiente y la integridad y supervivencia de la civilización humana.

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