Pasos hacia la cuarta revolución de los conocimientos (2a. parte)



En la primera parte de esta reflexión sobre la cuarta revolución de los conocimientos, partimos de la idea de una evolución humana relacionada con una posible visión reflexiva sistémica de lo que podría identificarse y conceptualizarse como un ecología de la mente humana, según postulados y aportaciones de Gregory Bateson (1972). El hecho de concebir como dicha ecología, considerada como sistema inteligente, requiere también de ciertas capacidades: inteligencia, sistematización, objetivo, capacidad sensorial, conceptualización, reglas de actuación, memoria y aprendizaje; puede de alguna manera subsumirse en el propio desarrollo humano, el cual conlleva un nivel de complejidad y emergencia para concebir nuevas estructuras en la red neuronal y del propio funcionamiento de la psiquis humana, en un largo proceso de adaptación y acomodación al entorno inmediato, físico, social, cultural, etc. 


Otras aportaciones sugestivas en este mismo campo reflexivo teórico que enriquece y complementa esta reflexión, la observamos en el estudio de las neurociencias y ciencias cognitivas, las realizadas por Alberto Maturana y Francisco Varela. Maturana con sus aproximaciones y antecedentes biológicos: la denominada autopoiesis (organización de lo vivo) de la mente y del entendimiento humano, concebidos desde esa organización y sus consecuentes relaciones y correspondencias que se pueden dar en los sistemas que son protegidos a su vez, por un red autopoiética, es decir, un red que mantiene en equilibrio la producción de una membrana que posibilita que sea el propio sistema el que adquiera esa capacidad de crearse y producirse a sí mismo. Varela por su parte, intenta dar una explicación desde las ciencias cognitivas cuando expone que nuestra aptitud cognitiva y perceptiva vista desde un sistema cognitivo, es parte de una actividad corporizada, es decir, cuando nuestra corporalidad tiene la posibilidad de acoplarse de manera estructural que nos hace emerger al mundo con nuevas maneras de actuar y estar en el mundo. 

Esto significa que por ende, pueden coexistir sistemas de autorreferencia concebidos por Niklas Luhmann (1998) entre los organismos y la vida, entre el que tiene la función de producir y el producto, entre diferentes sistemas sociales y culturales. Si esto lo transferimos a nuestra reflexión de cómo es que se pudiera concebir, en esa evolución de la mente humana, una cuarta revolución de los conocimientos. Podríamos también inferir en primera instancia que la posible relación autorreferente entre la mente y la producción de conocimientos, entre la sociedad y la cultura, etc., tendría que auto delimitarse en su propia estructura y sistema,  pero aun seguimos en esa fase de identificación, aproximación, conceptualización, autoorganización y análisis.





Nos lleva a plantearnos  si como organismos sociales y culturales tenemos ya las capacidades psíquicas y cognitivas, como sistema complejo emergente y autorreferente, si ya estamos en ese punto para iniciar una nueva fase evolutiva, donde se integren y se reconfiguran nuevas estructuras del pensamiento que sean lo suficientemente plausibles para generar una transformación en las maneras y formas de crear y construir conocimientos por ejemplo, a través del lenguaje como Maturana lo reflexiona y postula. 

Entonces ¿qué es el lenguaje?, ¿cómo se concibe y se estructura dentro de esos procesos del pensamiento? Si prestamos caso a estos postulados, y los comparamos por ejemplo con las aportaciones de Chomsky (1986) que concibe el origen del lenguaje como parte de un programa universal de desciframiento genético (biolingüística), idea que le trajo muchos críticos opositores,  o de Leví Strauss (1972) que concibió el origen del lenguaje a través del análisis de su estructura. La reconfiguración de esas diversas estructuras del lenguaje y su gradual adquisición y dominio podrían tender puentes y andamiajes, para visualizar de manera colectiva, como somos parte de esa evolución y de esa deriva natural (Varela, 1997), donde podamos acoplarnos a esas nuevas estructuras de los conocimientos, ¿será parte de lo que actualmente muchos promotores de la industria 4.0 quieren mostrarnos, o cuál es la intención detrás de este nuevo discurso? Esto trataremos de abordarlo en la tercera parte.  

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