Conciencia virtual: Más allá de la muerte y la distopía tecnológica (2a.parte)

Como ya lo había expuesto en la publicación anterior, sobre lo que nos depara el avance de las ciencias informáticas y tecnologías digitales virtuales, de recrear o emular la construcción de una conciencia que puede ser manipulada, más allá de la muerte, porque también se convierte en una pujante empresa distópica del siglo XXI, no pone en una posición de analizar, hasta dónde puede ser la frontera de los posibles límites que pueden ya ser vislumbrados por una inteligencia artificial (IA), que ya puede de alguna forma, reconfigurar y recrear por asi decirlo, como lo han intentado realizar con la herramienta virtual  de Second Life, mediante la creación de avatares que cobran vida en ese entorno digitalizado, gracias a que los usuarios por ejemplo, pueden o no, tomar la decisión de tener su propio alter ego, que tiene ciertas características físicas, y que se complementa, con lo que cada usuario le agrega a su perfil conductual y emocional, y que a veces, ha sido descubierto y registrado en estudios de investigación que pueden ser revisados y consultados en la revista Journal of Virtual Worlds  porque los usuarios de dichos avatares virtuales, no son lo que aparentan y en una personalidad casi patológica que es parte de lo que esconde cada usuario en dicho entorno virtual.



Eso mismo sucede con la trama de esta serie de "Upload", donde el banco de memoria de cada persona fallecida se redirecciona y se controla de alguna manera, para promover una conciencia que está supeditada, y de hecho lo está, a las disposiciones de la empresa contratada por la persona o por los familiares de esta. Sin embargo, subyace un problema de fondo que no puede ser soslayado en el análisis que aquí exponemos y argumentamos porqué, a pesar de describir lo que sucede al contar con toda esta infraestructura tecnológica digitalizada a través de un entorno virtual, el más allá se diluye, retomando la reflexión teórica de Zigmunt Bauman, sobre el pensamiento líquido de las sociedad actual, se disipa, se expande y fragmenta de manera errónea y peligrosa si, pero no en profundidad como lo expone Ken Wilber (2005); existe una tendencia de lo que él indica como las nuevas aportaciones de las ciencias sistémicas, especialmente en lo que define en su segundo principio sobre el concepto de "holon",  sobre las cuatro capacidades fundamentales: "autopreservación", "autoadaptación", "autotrascendencia" y "autodisolución", de estas cuatro, la autotrascendencia, o como también denomina Wilber como autotransformación, es la capacidad que le puede otorgar a la persona, la posibilidad de encontrar y descubrir que existe otro mundo y otro plano de existencia, pero de ello depende que entienda que esto es ir más allá de lo que pueda explicar y sustentar las concepciones sistémicas, aquellas que critica Wilber, señala de ellas porque carecen de esa parte fundamental: los límites para explicar cómo la evolución, no sólo tiende a expandirse desde los niveles biológicos a los niveles físicos, y de este a niveles de evolución mental (noosfera), evolución social y cultural (científica y tecnológica), hasta trascender a lo cósmico y planetario, pero deja de lado y omite en sus explicaciones, lo que llega a suceder en el plano de las emociones, pensamientos y sentimientos, la búsqueda permanente de esa trascendencia que no sólo esta dada en esa evolución, en esa jerarquía que puede también convertirse en patología, que está permanente en el fondo de nuestra conciencia desde que nacemos y la obtenemos por el código genético de nuestros padres y demás generación y parentela; y, que a pesar de toda esa variopinta demostración artificial tecnológica virtual, no alcanza ni siquiera a atisbar un mínimo componente que la hace permanecer en ese viaje hacia otros planos y dimensiones de la evolución espiritual. 

Es ahí, donde las explicaciones sistémicas ya no logran contemplar lo que puede haber más allá del horizonte de posibilidades trascendentales, es entonces una paradoja que tiene que ser considerada como parte de una manifestación evolutiva Kósmica, como así lo anota y representa Wilber en sus reflexiones, donde existe la posibilidad de ver y contemplar lo que hay detrás de los entornos cuánticos y escenarios de espacio tiempo, es esa falta de comprensión que aun permanece en la civilización humana, que sigue en esa trayectoria de ensayo y error en camino a su transformación o a su inminente autodestrucción definitiva, es un punto crucial que dejaremos para la siguiente publicación, dadas las circunstancias que presenta este análisis, hay todavía que escarbar más a profundidad, porque aun seguimos en la superficie tratando de flotar y sobrevivir.

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