El Homo-Digitalis en tiempos de pandemia (3a. parte)

Hace ya dos semanas que iniciamos esta reflexión sobre el denominado homo-digitalis, como parte de la influencia e impacto que ha traído consigo la pandemia del Covid19 y la necesidad e incremento del uso de las herramientas digitales conectadas a Internet, lo cual ha supuesto que por necesidad inmediata, podamos estar conectados a distancia y en cual momento, como cotidianeidad social disruptiva lo cual ha imperado durante el transcurso ya de los 8 meses de confinamiento, mientras una parte de la población tienen que continuar atendiendo sus trabajos de manera presencial, otra parte, está utilizando diferentes dispositivos electrónicos, que van desde el escritorio (PC, laptop), hasta otros que permiten a los usuarios que disponen de estas tecnologías, en el espacio de sus casas, o directamente donde realizan sus actividades laborales, profesionales o académicas, de manera paralela, se intercambian miles y miles de mensajes escritos, imágenes y videos, que están participando en webseminarios, en conferencias y clases virtuales, que comparten pensamientos y sentimientos de cómo afloran las emociones personales, familiares y comunitarias, de cómo también aparecen algunos trastornos de conducta y de disonancia cognitiva por el tiempo de encierro y confinamiento, o en donde hay personas que comienzan a entrenarse y practican herramientas digitales que no habían tenido la oportunidad de descubrirlas y utilizarlas, pero donde como lo plantea el filósofo coreano  Byul-Chun Han, en su libro del "Aroma del tiempo", "...La propia verdad es un fenómeno temporal. Es un reflejo de un presente duradero y eterno. El desbocamiento del tiempo, el presente reducido y fugitivo, la perfora. También la experiencia tiene que ver con una extensión temporal, con una limitación de los horizontes temporales. No es que el pasado haya desaparecido o sea rechazado por el sujeto de la experiencia. En realidad, sigue siendo constitutivo para su presente, para su comprensión".




Esto significa que a través de la tecnologías, el homo-digitalis ha alterado el uso del tiempo en un estado de permanente atemporalidad donde lo más importante que centra su atención y uso de la memoria a corto plazo, es la mera acumulación de información la cual, tiene que discriminar de manera inmediata, lo que es bueno y lo malo, lo que pueda o no deshechar, lo que le motiva o aborrece, lo que no es de su interés, porque sólo lo inmediato es lo preferible para salvaguardar su persona y la de los otros que están conectados y subyugados por la única presencia, la de poder existir en esa inmediatez que se diluye y se frangmenta, y porque esto es también una señal de aviso para que nuestra atención colectiva permanezca en ese estado de alerta ante los sucesos del mundo que cada ves se complejiza y se enriquece por el caos y el caldo fractal. Dejamos el aviso para que despertemos, aun estamos a tiempo de hacerlo y lograr construir una nueva humanidad que equilibre la dimensión tecnológica que podría esclavizarnos, si no sabemos emplear y aplicar de manera racional e inteligente. 

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