Era de las adicciones: Pulsos y Disturbios de Resonancia Planetaria (2a. parte)

Después de un periodo de dejar reposar la primera parte de esta publicación, volvemos, de nueva cuenta, para abordar lo que ya se había descrito y enunciado anteriormente.

Las adicciones tienen, también, repercusiones en cuanto a la actividad geomagnética del planeta, si tal como lo sustenta el físico matemático Nassim Haramein, existe una interconexión de variables que se conjuntan en cuanto a explicar que existen evidencias científicas comprobadas de que, por ejemplo, las personas tienen una potente actividad neuronal bastante compleja muy parecida a la actividad del tejido del universo físico que conocemos y de las otras regiones aun por descubrir y explorar en nuestro interior, donde existen y vibran esos multiversos eternos y magníficos.



Entre esta hipótesis, Haramein plantea lo siguiente: "... Hay un espacio holofractográfico, es lo que da forma a todo constantemente, nos rodea, nos penetra y mantiene unida la galaxia". Es parte de la complejidad emergente en la que todos estamos plenamente interconectados con nuestros pensamientos, el latido de nuestros corazones, y con los niveles de vibración y resonancia que emanan de nuestros propios organismos biológicos, es decir, es parte del juego y trama por la cual estamos aquí en este plano de existencia, y cuando este se altera, es cuando se manifiestan desórdenes internos (físicos, mentales y espirituales), y de ahí, se extienden como adicciones al ámbito social, político, cultural, educativo, etc., son parte de esa estructura-sistema de emergencia y complejidad.

Ya sea por la propia degradación de nuestra estructura biopsiquica, debido en parte al clima que estamos expuestos últimamente, en estados de alteración hormonal, genética y psíquica, por las formas que consumimos alimentos tratados industrialmente, las formas de vida aceleradas, sobre todo, con referencia y asociación directa de los que habitamos en grandes urbes, los tiempos dedicados a labores domésticas o encerrados en oficinas diversas casi la mitad del año, las horas dedicadas al transporte de un punto a otros, etcétera, ha convertido la calidad de vida en algo ya prestado y alquilado, de la cual muchos dependen de sus tarjetas bancarias, de sus salarios y aguinaldos acompañados de gastos o del uso diferenciado de abonamiento a agencias de seguro que fungen como gestores y planificadores de nuestras vidas. 

Pero del otro lado de la moneda, se observa que la visión global, colectiva y familiar en la segunda década del siglo XXI, vive en constante caos y crisis recurrentes, y junto a estados de incertidumbre social, se han convertido en aliados-arquetipos de la esclavitud humana, y es justo parte de los múltiples factores, por los que el propio planeta Tierra nos avisa y advierte que de seguir bajo estas premisas y en este estado de tensión permanente; desde que vivimos polarizados en todos sentidos; desde que hemos sido manipulados y controlados por las elites de los gobiernos del mundo, que utilizan instrumentos de vigilancia y seguimiento, con tal de crear sospechas y sistemas de creencias a modo, mismos que pueden servirles de maniobra táctica para sus propios fines y agendas basadas en el uso del poder y como parte de sus propias adicciones políticas en fases avanzadas de disfunciones y degeneraciones de larvas cognitivas. 

Es parte el cultivo perfecto de antirresonancia negativa que se propaga como verdaderas tormentas perfectas a lo largo y ancho del planeta que, para recordarnos, sigue su propia fase de evolución, para recordarnos y ponernos en alerta máxima, que esta civilización se encuentra actualmente en un punto crucial de su permanencia en este sitio y en el punto geofísico privilegiado, sin embargo, por las ambiciones desmedidas de explotación civilizatoria de sus recursos naturales y exprimir a niveles forzados de extracción los hidrocarburos, han provocado entre otras cosas aberrantes: deforestación, desertificación, alteración y destrucción de ecosistemas; de todos modos como lo expuso y defendió un hombre notable, en el periodo de la historia donde existía oscuridad y cerrazón de los conocimientos, Giordano Bruno ante sus jueces verdugos eclesiásticos, declaro: "de todos modos se mueve", como señal de advertencia que la realidad va mucho más adelante de cualquier tipo de creencia o ideología que tengamos respecto a lo que percibimos o pensamos imaginar. 

Esto ya no es nuevo, ha sucedido en tiempos milenarios, antes que aparecieran los primeros humanos, cuando la Tierra activó durante millones de años, sus energías internas e incremento su campo vibratorio para reacomodarse y pasar a la siguiente fase de evolución, es justo ahora lo que nos vuelve a mandar, señales de advertencia, y con mayor razón, cuando la humanidad está enfrascada de nueva cuenta en guerras, en generación de pandemias y nuevas enfermedades altamente infecciosas y destructivas, de adicciones que han sido creadas de manera estratégica, por la preocupación de las elites y de los que están al cargo de las economías de los países, para que el plan de reducir a la población a menos del 70%, utilizando cualquier modalidad de aniquilamiento sea potencialmente efectivo: por violencia del crimen organizado, por dejar sin acceso universal a la salud y a las medicinas, por desestabilizar las instituciones, las leyes y la vida democrática de las naciones, por acelerar y provocar estallidos armados de cualquier naturaleza, con tal de activar el mercado jugoso antagónico, local, regional e internacional: la economía en tiempos de paz y en tiempos de guerra.

Así, que, si solo vamos a ser meros espectadores del desequilibrio geomagnético del planeta, es debido, en parte, al estado de inercia que hemos provocado, y tampoco no pensemos ni hagamos creer que esto es debido a la activación violenta interna del Sol, o por los intensos campos de resonancia del sistema planetario y los periodos de activación entre galaxias antiguas y otras que emergen en el universo infinito. 

Somos todos aquí, nosotros mismos, con nuestras familias, con nuestros vecinos, de la comunidad, de la ciudad, del país, de las distintas regiones del mundo, con otras culturas y otras lenguas, formas de vivir y existir, somos la humanidad que seguimos sin comprender ni entender, ¿por qué estamos aquí y que es lo que le depara en el futuro inmediato a esta especie, con todo y sus adicciones? Los retos son latentes y ya no podemos dar marcha atrás, pero eso va a depender en parte de qué y como resonemos vibratoriamente cada uno de nosotros ante nuestra realidad inmediata que construimos con el día a día, hasta que no enfrentemos y sanemos juntos nuestras propias sombras, las adicciones van a acompañarnos como alter ego en nuestro tiempo de permanencia, si no logramos resolver los estados de excepción y antagonismo de nuestros propios límites, y en el horizonte, de mientras, puede presentar muchos nubarrones y facetas opacas cada vez más profundos en nuestro propio entorno. 

Las señales siguen activas en el cielo (con los visitantes que vienen de fuera a observarnos) y también, en los océanos, montañas, ríos y lagunas, también con la fauna que se extingue. Es lo incierto de estos momentos y puede ser la última oportunidad para salvarnos. 

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