La generación de niños-robot: hiperconectados y sobreinformados (2a parte)

En la publicación anterior, se hizo referencia al abordaje estadístico que nos mostró la situación a nivel mundial sobre el acceso a internet y sobre el uso de dispositivos electrónicos: smartphones y tablets. Se mostró cómo ha ido evolucionando el tipo de consumo frecuente de estas tecnologías, resaltando especialmente la edad de menores de 18 años que son, en este caso, los más asiduos y activos con dichos contenidos multimedia virtuales. Esto nos lleva de entrada en la presente publicación a realizar un análisis reflexivo, de acuerdo a las posturas de dos autores que, en nuestra opinión, nos brindan algunos elementos y conceptos que permiten contrastar y contrarrestar el impulso frenético que están mostrando en la sociedad del siglo XXI, estas tecnologías llamadas inmersivas en los procesos mentales y de comportamiento entre usuarios potenciales.

 


Habrá, en todo caso, aclarar, el porqué identificamos a los niños y adolescentes que consumen más de 6 horas de tiempo empleado durante la semana, con sus dispositivos electrónicos, con el término metafórico de "niño-robot", una alusión al mito del autómata o "Golem" de Gustav Meyrink, autor que planteaba en esa novela cómo se podría crear un ser vivo diferente, hecho de barro con rezos mágico-religiosos (un niño desaparecido), para salvar a una comunidad amenazada por persecución de ideas y creencias diferentes a las de otra civilización y cultura mediatizada por la religión oficial. Esto nos lleva a revisar, en parte, sobre el origen tecnológico cibernético computacional que se asocia al planteamiento de la interfaz hombre-máquina, abordado por diversos autores que contribuyeron, en gran medida, a la llamada revolución cognitiva, o la nueva ciencia de la mente, abordada y revisada por el psicólogo Howard Gardner (2000). 

Tal es el caso de algunos de los más famosos precursores del campo de estudio de las ciencias de la mente: Von Neumann, Warren McCulloch y Walter Pitts, que ya comenzaban a identificar una posible relación entre el sistema nervioso y los llamados "procedimientos lógicos", como mecanismos para percibir el mundo tal como lo vemos. En ese mismo periodo de esta naciente ciencia, las aportaciones fundamentales de Wiener y su discípulo J. Bigelow, ya trabajaban en el MIT, con su trabajo de analogías entre las características de retroalimentación (feedback), con dispositivos de ingeniería y procesos homeostáticos, que pudieran explicar, por ejemplo, el sistema nervioso de los seres humanos. Este estudio tenía cierta aproximación y verosimilitud con la máquina de Turing empleada en la Segunda Guerra Mundial contra los nazis. De esta manera, también, Von Neumann comienza su investigación para crear una máquina potente que pudiera almacenar memoria a través de una computadora, la idea de vincular el estudio de la mente humana. 

Las concepciones matemáticas de Bertrand Russell y de Alfred N. Whitehead, junto con las aportaciones del ingeniero estadounidense Claude Shannon, fueron otros autores del parteaguas revolucionario que dio origen a las ideas y teorías cibernéticas e informático-computacionales y la explicación de concebir al proceso de comunicación como elemento integral de la información cognitiva del cerebro. Esto más adelante sería concebido como antecedente de los principios de origen de la llamada Inteligencia Artificial o herramienta del experto, que comenzó con la mera idea de procesamiento de datos, hasta llegar al tiempo actual de crear sistemas y redes neurológicas más allá de cualquier concepción o idea de hardware y software, pasando a segundo plano, cuando los avances multidisciplinarios que avanzan para construir computadoras cuánticas, rebasan de entrada, las aspiraciones de las corporaciones creadoras de redes sociales y servicios de internet. Estamos en las puertas de la siguiente fase evolutiva de la humanidad y la siguiente transformación de los conocimientos. Sin embargo, hay quienes piensan y reflexionan contrario sobre los posibles impactos presentes y futuros en la sociedad y por ende, a la humanidad en su conjunto.

Tal es el caso de dos pensadores contemporáneos que nos advierten, de sobremanera, sobre el hecho de volvernos en una sociedad del cansancio, una cultura hiper-interconectada, o hiperculturalizada, es decir, que debido al impacto de las nuevas tecnologías móviles y dispositivos electrónicos, que ya pueden tener acceso hasta niños menores de 10 años, nos está convirtiendo en una especie de autómatas vivientes, entes de barro programados. Para Franco Berardi Bifo, señala que debido a la mutación digital que estamos experimentando en la actualidad, está alternado la forma como percibimos y proyectamos nuestra realidad inmediata, esto, señala el profesor Bifo, altera también nuestra sensibilidad y sensibilidad y, por lo tanto, se pregunta: ¿cómo está cambiando nuestra capacidad para detectar signos en la infoesfera que nos rodea?, ¿Cómo está cambiando nuestra habilidad de para interpretar las formas de las nubes: sonrisas, insinuaciones, miradas...?. 

Alude, en cierto sentido, a la pérdida de la sensibilidad humana, porque seguimos imbuidos gran parte de nuestro tiempo, en consumir datos y contenidos digitales, ya sea en los teléfonos celulares inteligentes o en otro tipo de dispositivos electrónicos que nos absorben, o nos supeditan a seguir pautas de comportamiento acordes al manejo de los algoritmos que se activan de manera incesante en las pantallas, para crear espacios programados digitales-virtuales que favorecen la economía basada en la automatización y minería de datos, plantea para Berardi (2017), una interrogante significativa que llama la atención, por lo que deduce de la misma: ¿qué tipo de mutación se genera a partir de la implementación de la tecnología digital en la vida cotidiana? Una especie de rizoma de la desesperanza que atribuye este autor al impacto que dicha mutación digital, la cual se integra en la sociedad del siglo XXI. 

Y en el caso de los niños y adolescentes de la Generación Z, qué retos plantea para los padres de familia y para quienes están al cargo de su educación en los entornos escolares, donde se observa que la otra parte del tiempo fuera del ámbito de las aulas escolares, dedican su atención en la utilización de sus celulares y tablets, donde existe una atractiva diversidad de contenidos (virtuales) conectados a las redes de internet y en plataformas exclusivas que les permite acceder a juegos de interacción con los programas de los mismos, de poder interconectarse con otros usuarios, y al mismo tiempo, permanecer conectados en tiempo real, con sus celulares (móviles) con otros compañeros (as) de juego, habilidades insospechadas y poco consideradas en el aprendizaje formal presencial de parte de los docentes frente a grupo, y mucho menos de sus mentores al cargo.

La otra reflexión particular, es la del filósofo coreano berlinés Byung Chul Han, para este filósofo, reflexiona sobre lo que está sucediendo con las formas de consumo de la cultura digital, que es, para este autor, un tipo de estructura semejante a un texto o libro convencional, pero a diferencia de este, en la sociedad contemporánea, se libera de sus costuras, pierde los límites y los abre hacia una hipercultura, donde las personas pueden por así decirlo, crear enlaces y conexiones que les permite organizar ese hiperespacio de la cultura. 

Esto, en su opinión, genera una especie de ensueños donde no existe el centro ni tampoco la idea de un lugar determinado, una remitologización y renacionalización de la cultura que conduce de manera inevitable, también, a una especie de guerra fundamentalista, donde la apropiación de parte del otro que está detrás de las pantallas electrónicas, te observa, detecta y te vigila de manera constante, te mantiene en un estado de somnolencia y atención requerida para sus objetivos de comercialización y mercadotecnia, para activar algoritmos vinculados a esa apropiación que arrastra a los individuos, en este caso, niños y adolescentes hiperconectados a un nivel de sobreinformación, adecuado para reorientar formas de pensamiento, emociones y estructuras cognitivas de comportamiento. 

La idea que puede identificar a esta identidad del autómata programado, se vuelve cada día más real y pone en duda, hasta dónde realmente la sociedad tiene la capacidad para discriminar y rechazar de manera crítica, el enorme bombardeo de datos y algoritmos que se integran como vigilantes en la penumbra, como cibermáquinas inteligentes que van a formar perfiles idóneos para preparar a los futuros empleados de las próximas corporaciones que ya controlan a los gobiernos y a sus propias instituciones.

Servirá esta reflexión y análisis, igualmente, de antecedente y pie de entrada para la siguiente publicación, cuando expongamos, las posibles salidas tecno-pedagógicas adyacentes en la sociedad informacional-digital, como lo identifica y argumenta el Dr. Juan Domingo Farnós, con sus postulados teóricos sobre la educación disruptiva y la integración de la Inteligencia Artificial en una integración de innovación tecnológica que, de alguna manera, ya promueven posibles respuestas alternativas y estrategias para fortalecer la enseñanza y el aprendizaje dentro y fuera del ámbito escolar, al impacto cognitivo cultural de esta población en particular: niños y adolescentes. Es todavía controvertible, si esto será rebasado y nos convierte en ser meros actores que presenciemos algunos de los escenarios planteados por la OCDE, sobre la escuela del futuro. De eso dependerá hacia donde queremos orientar nuestros procesos mentales conscientes de sus implicaciones en un mundo envuelto en crisis y convulsiones.

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