Dilemas de la computación cuántica y aprender con la inteligencia artificial (3a parte)

En las dos publicaciones anteriores del tema abordado, se hizo hincapié sobre la necesidad de tomar en cuenta, la regularización y normatividad del uso de la inteligencia artificial, por todo lo que ello involucra y se puede inferir para vislumbrar lo que se espera de esta tecnología automatizada en el proceso industrial del siglo XXI, sus implicaciones políticas, económicas, sociales y culturales, y de manera especial sobre el ámbito de la educación, que actualmente la situación en muchos países, se encuentra con enormes déficits, producto y resultado de los impactos que trajo consigo la pandemia durante dos largos años, y de la cual aún no salimos victoriosos, porque el Covid 19 sigue mutando. 

En un mundo convulsionado por antagonismos de guerras geopolíticas, donde impera la economía de guerra y la transacción jugosa de armas; por el juego entre mercados y competencias comerciales de las potencias de Asia y Occidente; por los avisos inminentes de expertos que nos advierten de manera contundente sobre el enorme riesgo que corremos como civilización ante los desajustes del cambio climático; un futuro lleno de incertidumbre, con miles de migrantes que huyen de sus países donde no existen garantías y solo el control de estados totalitarios que mantienen a la población en niveles de pobreza, desempleo y opresión. 

Ese es el panorama actual del mundo, y, por otro lado, se anuncian importantes y reveladores avances en este año donde la rockstar del momento, es la inteligencia artificial, una paradoja que pone en entredicho, si vamos por un buen camino hacia la prosperidad o hacia niveles inimaginables de deterioro mental, el malestar de la cultura, diría Freud, o como también reflexiona B. Stiegler (2021, 2019), estamos llegando a niveles de estupidez humana argumenta este filósofo francés, en esta era de la disrupción o fase de evolución del antropocentrismo neguentrópico, la sociedad automatizada, como producto del llamado capitalismo computacional.


Ahora bien, anteriormente también se comentó sobre el avance que se tiene sobre la llamada computación cuántica, la cual se encuentra en diversas fases de experimentación en laboratorios de informática avanzada en varias instituciones, como es el caso de la compañía IBM, por su parte Google lleva un avance considerable, de igual manera la industria automotriz de Rolls-Royce se ha sumado en esta carrera de innovación tecnológica. Sin embargo, los chinos comienzan a pisarle los pasos a Occidente, con su desarrollo de computación cuántica tal como fue anunciado por investigadores de la Universidad de Ciencia y Tecnología de China y de la Universidad Tsinghua de Pekín, en un proyecto coordinado por el Dr. Jian-Wei Pan, la cual publica dichos avances en la revista Science.

Si bien se puede observar el apabullante avance científico y tecnológico sobre lo que en las próximas décadas podremos ser testigos de las múltiples aplicaciones de la computación cuántica, integrada a complejos procesos algorítmicos y de cálculos probabilísticos desarrollados actualmente por la inteligencia artificial (IA), en el campo de la educación comienzan a escucharse voces y propuestas tecno-pedagógicas de vanguardia, como es el caso particular del Dr. Juan Domingo Farnós Miró, experto español en educación y tecnología que ha realizado multiplicidad de publicaciones, principalmente desde su blog personal (https://juandomingofarnos.wordpress.com), y otros artículos publicados en diferentes revistas académicas, ha impartido conferencias magistrales, y desarrollado algunos talleres en varias universidades de España principalmente y otras en algunas universidades latinoamericanas. 

Las tesis principales de Farnós, están relacionadas con lo que él ha denominado como educación disruptiva (learning is the work), que son parte de un entorno global social donde exista la posibilidad y oportunidad para quienes accedan a ser educados, pero de manera abierta, inclusiva y ubicua. Esto quiere decir, que sea el aprendizaje el que propicie diversos escenarios donde sean los propios aprendices los que van a poder crear entornos de empoderamiento eficaces, y de acuerdo a las necesidades e intereses personales y colectivos, es parte de un proceso de desarrollo sostenible, que toma en cuenta el estado de incertidumbre como parte del aprendizaje y la comprensión de las anomalías y de la complejidad como elementos pertinentes para lograr otro tipo de educación con precedentes de flujos rizomáticos donde la falta del control, es parte sustantiva del nuevo paradigma que tendrá que estar basado en lo que pueda interconectar a las personas como aprendices directamente con los procesos de innovación tecnológica como mediaciones de transformación y disrupción social y cultural que pueda tener capacidad para atender e intervenir a problemas de salud, impactos medioambientales, riesgos relacionados contra la integridad de las mujeres, o contra la población vulnerable. 

De este modo, los ejes transversales curriculares se podrán convertir en potenciales herramientas de aprendizaje y trabajo con otras metodologías didácticas adecuadas y otras formas y manera para evaluar las habilidades, las aptitudes y todo lo que corresponda al entrenamiento permanente y continuado de las competencias blandas, mediadas por entornos metacognitivos interactivos en un modelo de desaprendizaje y deslocalización para aprender y compartir conocimientos, mismos que serán puentes disruptivos de una sociedad 5.0, donde se exportan y comparten algoritmos, justo lo que el aprendiz podrá controlar e interactuar con otros en su aprendizaje socializador para resolver problemas y tomar decisiones con pensamiento crítico.

Y entonces, vale preguntarnos los puntos siguientes desde un punto de vista tecno-pedagógico, ¿esto cómo podrá interrelacionarse en actividades facilitadoras de aprendizaje mediante la inteligencia artificial?, ¿de qué manera los docentes y los aprendices podrán realizar experiencias comunes y elaborar de manera conjunta, actos didácticos que sean potenciadores del pensamiento crítico en el espacio del aula?, ¿qué herramientas digitales se tendrán que implementar y aprender para facilitar un proceso de entrenamiento personal y grupal, de tal modo que los diseños instruccionales logren su cometido para la adquisición y aplicación de conocimientos en diferentes contextos y situaciones concretas reales, tanto profesionales como laborables?, ¿qué tipo de códigos algorítmicos serían propicios adoptados y adecuados para que desde un proceso complejo de inteligencia artificial, evaluara índices y estándares de mejoramiento de la capacidad de entrenamiento y formación profesional y laboral, desde entornos concretos de gestión de calidad de los conocimientos desarrollados?, esto nos lleva también a plantear sobre el sentido y significado de aprender hoy día a través de la inteligencia artificial, cuáles son sus posibles fortalezas y también limitantes para innovar y realmente responder ante los retos presentes de la humanidad y la construcción hacia el futuro inmediato. 

Esto no solo puede quedar en manos de expertos, es prioritario que la ciudadanía participe activamente como inteligencia colectiva, sabiendo de antemano los posibles riesgos de quedar atrapados hiperculturalmente y sobreinformados en una sociedad de la vigilancia y el control de las mentes y conciencias, el espíritu de la máquina, que no sabemos si tiene conciencia (D. Ross, 2021) ya está despierta y tenemos que saber utilizarla para nuestro propio beneficio y supervivencia, si es que todavía estamos a tiempo. Esto apenas comienza.

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