Aprendizaje Profundo: Propuesta de Modelo para América Latina y el Caribe (1a parte)

El tema que ahora nos trae la atención, y que, al parecer, vuelve a tomar interés de parte de la comunidad académica experta en la región de América Latina y el Caribe, es acerca del enfoque que propuso el denominado Movimiento de Nuevas Pedagogías para el Aprendizaje, liderado por el pedagogo canadiense Michael Fullan, indica que, por medio de la práctica, se busca formar competencias relevantes para la vida en el mundo contemporáneo: la creatividad, el trabajo colaborativo y el pensamiento crítico. Los aprendizajes profundos son aquellos relevantes para esta era digital, lo cual incluye habilidades que preparan a los estudiantes en la resolución creativa de problemas, estando conectados y colaborando en un mundo global interdependiente. Dicha propuesta, ha sido desarrollada en Uruguay, principalmente, a través del denominado Plan Ceibal, en dos fases, la primera realizada en el periodo 2006-2009, y la segunda fase del 2010 hasta el presente.

Lo que pretende esta propuesta educativa, es la de establecer estrategias y acciones que posibiliten la inclusión social y reducir la brecha digital, asegurar el acceso a la tecnología, incluyendo la conexión al internet, dirigido principalmente a comunidades en situación desfavorecida, con el propósito de asegurar y proveer tecnología a todos (Fullan, M., Watson, N., Anderson, S., 2013). El desafío se inscribe en transformar el sistema integral de la educación, y orientar los esfuerzos de la política educativa, hacia la necesidad de preparar a las nuevas generaciones de alumnos a fin de dotarlos de habilidades del siglo XXI, es decir, que en los planteles escolares, no solo se interese por aumentar y mejorar la enseñanza y el aprendizaje, sino centrarse más bien, en la cultura y el liderazgo, apalancar a docentes y directivos gestores para lograr ciclos de mejora continua en dichos planteles.

Los puntos de análisis y reflexión que se abordarán sobre el tema, en este primer apartado, el hecho de revisar la situación actual de la educación tradicional en la región latinoamericana y del Caribe, la cual se centra principalmente en la mera transmisión de conocimientos y habilidades, pero no aborda las necesidades específicas de los estudiantes ni tampoco las demandas laborales del siglo XXI; respecto a la imagen de autoridad de los docentes sigue permanente en la mayoría de las escuelas, y no en la participación activa de los estudiantes; por lo tanto, la educación tradicional en la región, no está adaptada a las necesidades de los estudiantes, lo que puede llevar en consecuencia, a una educación fragmentada y no eficaz, a un continuo adoctrinamiento ideológico oficial que a una formación integral de los estudiantes, especialmente en los grados escolares de nivel básico donde se da con mayor frecuencia este tipo de alineamiento pedagógico.

Esto lo podemos observar, en lo que describe el informe de monitoreo realizado por la CEPAL (2022), señala que hay un desaceleramiento como parte del impacto de la pandemia del Covid-19, la región muestra desafíos que ponen en riesgo los compromisos de la Agenda 2030 de Naciones Unidas, se observa de parte de los expertos preocupación por el estancamiento que no ha logrado salir de la situación prevaleciente en el 2015, debido a que permanecen tensiones de inestabilidad global, el incremento de la pobreza extrema, vulnerabilidad y desprotección social, ineficacia de los programas de desarrollo cuyo objetivo estaría focalizado en primera instancia, a la educación de niños que asisten a planteles donde se prestan servicios de atención maternal y preescolar, a fin de acelerar su inclusión (la más afectada) en el objetivo de garantizar su educación a lo largo de la vida para todos y todas. Esta tarea sigue pendiente en la mayoría de los países de la región. Al igual sucede con la otra tarea pendiente de parte de los gobiernos de asegurar la transformación de los sistemas educativos, mediante una infraestructura tecnológica que dote a las escuelas y también a los hogares de los alumnos, con equipos de cómputo y acceso al internet.

Pero esto no solo debe únicamente pensarse, centrarse y fijarse el hecho de que, a través de la tecnología, será la panacea o placebo de los tecnócratas neoliberales como gancho comercial para resolver los problemas educativos de la región, si no se revisa de origen el problema de la enseñanza, y las formas como aprenden en las aulas y en sus hogares. Lo que reciben de las clases de parte de los docentes que los "atienden", o simulan atenderlos. También, existe el hecho de contar con materiales educativos, de acceso gratuito, como lo son los llamados libros de textos, con los cuales se espera, de alguna manera, romper con el ciclo vicioso de la brecha cognitiva, porque sigue considerándose que dichos textos, son para muchas familias, una forma de acercar a sus hijos a la lectura y a los conocimientos, pero existe también, la polémica entre expertos académicos de las disciplinas, sobre la orientación e implementación metodológica-didáctica en el espacio del aula, y, por lo tanto, también en el ámbito familiar, tal como se presentó en los años de alta probabilidad de contagio por la pandemia. Muchos alumnos tuvieron que encender sus televisiones, radios, y los menos, con acceso a un equipo de cómputo conectado a internet, y se enfrentaron a una realidad que, en muchos casos, les impedía continuar con sus estudios para desarrollar habilidades cognitivas, ya no digamos las digitales. 

Esto de alguna manera les permitió cumplir con las tareas y actividades que cada docente les ponía y trataba de monitorear el aprendizaje, aunque no con mucha eficacia, adaptando las competencias de su práctica pedagógica, los docentes de nivel básico integrados en un sistema formal presencial ahora adaptado a un entorno de aprendizaje a distancia, o en su caso, a través de plataformas educativas. Es donde se pudo reflejar de manera clara y de manera directa, los rezagos de los docentes en cuanto a sus competencias digitales, lo cual tuvo un impacto en el aprendizaje y nivel real de aprovechamiento logrado de los alumnos, que continuaron reproduciendo actitudes y comportamientos de las situaciones de clase formal presencial tradicional, centrado en la práctica del enseñante. 

¿Qué tanto se ha logrado modificar al respecto, y sobre todo ahora, pensando sobre la velocidad de avance que nos  muestran las diferentes herramientas digitales integradas al uso de la inteligencia artificial generativa?, ¿qué docentes, ya están preparados para usar e implementar actividades de enseñanza y aprendizaje en sus aulas?, pero ahora de una manera disruptiva, tal como lo ha venido promoviendo a nivel de educación superior Domingo Farnós, del cual recomiendo en todo caso checar sus publicaciones en redes sociales y en su blog personal, para darse cuenta de hasta dónde está el avance real de estas tecnologías inteligentes y sus posibles aplicaciones en los ámbitos profesionales laborales y en entornos propiamente educativos.

Sin embargo, la propuesta pedagógica del aprendizaje profundo, o también conocida como corriente de la nueva pedagogía de Fullan et.al. (2019), nos invita para participar en un ambicioso proyecto, cuya apuesta es formar ciudadanos para el mundo del siglo XXI, promover una recultura del aprendizaje para ayudarnos a sobrevivir y prosperar, para cambiar las prácticas de las aulas, cambiar a los docentes, directivos y los padres de familia, porque hay que decirlo con claridad francamente, la escuela tradicional, ya no está a la altura ni tiene tampoco la capacidad para preparar a las futuras generaciones de estudiantes, que hasta el momento, esta propuesta pedagógica solo ha sido aplicado con resultados importantes, en el caso de Uruguay, y entonces, qué pasa en el caso de los demás países de la región, porque no podemos pensar en extender dicha propuesta del modelo, adaptada a cada situación particular de cada país que quisiera implementar otras formas de innovar, ser creativos e impulsar el pensamiento crítico, fomentar el trabajo colaborativo entre enseñantes y aprendices y entre las comunidades de práctica, mejorar la práctica educativa en los planteles escolares, fuera de toda forma de adoctrinamiento ideológico en sus contenidos curriculares, las diversas formas de saber utilizar las herramientas digitales para distintos propósitos y realizar proyectos innovadores y creativos basados en la inclusión, resiliencia que apueste por mejorar la calidad de la enseñanza basada en la sustentabilidad y sostenibilidad. 

Esto va a requerir de estrategias y acciones urgentes y también de voluntades políticas mediante metas asumidas en el corto y mediano plazo, de tal manera que se resuelva a la brevedad, la asignación de recursos, mayor inversión, participación social, canales de diálogo y comunicación y capacidades locales de los gobiernos para que se profundice en los análisis las tendencias actuales, que muestran, por ejemplo, las causas que señalan, la existencia de modelos tradicionales de enseñanza, centrados en la figura del docente, y poco se ha atendido con calidad y eficacia, el desarrollo de habilidades de los alumnos en el proceso de aprendizaje, especialmente habilidades requeridas para que logren poner en práctica en su entorno familiar y comunitario.

En el siguiente apartado, vamos a describir con más detalle qué es el aprendizaje profundo, tomando en cuenta los siguientes puntos de análisis reflexión: a) el aprendizaje profundo se centra en la resolución de problemas y la aplicación de conocimientos en contextos reales; b) el aprendizaje profundo implica la participación activa del estudiante y la colaboración con otros; y, c) el aprendizaje profundo se adapta a las necesidades individuales de los estudiantes y se enfoca en el desarrollo de las habilidades blandas, es decir, aquellas que tienen que ver con la inteligencia emocional, el aprendizaje colaborativo y el pensamiento crítico. 

   

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