Transformación digital y sociedad: La IA como catalizador del cambio (3a parte)
La siguiente reflexión que se ha venido abordando en anteriores publicaciones, sobre los posibles impactos de la IA en la educación, ahora considerando que puede adquirir un rol de catalizador de cambio, nos remite a formular preguntas que tienen como base un proceso de entrenamiento y capacitación a docentes, un necesario proceso de alfabetización digital en general en los planteles escolares de educación básica, media superior y superior, en nuestro país (México), las cuales son parte del diagnóstico, la evidencia y la prescripción, según lo plantea J. Ganimian y Vegas, A. (2020). ¿Cómo pueden los sistemas educativos evaluar sus necesidades y preparación para integrar el uso de tecnologías en el proceso de aprendizaje? ¿Cómo pueden los sistemas educativos identificar las intervenciones con mayor certidumbre de eficacia en contextos relevantes? ¿Cómo pueden los sistemas educativos adoptar intervenciones que respondan a sus necesidades?, es parte de lo que se vislumbra respecto a la integración de la IA generativa en la educación de aquí para terminar esta década y las que vienen adelante.
Son reflexiones que se derivaron después del periodo de la pandemia del COVID-19, trajeron consigo el análisis de las situaciones para identificar por ejemplo, las capacidades individuales de los alumnos y la formación de docentes, como supuestas claves para lograr que esto permitiera aumentar el éxito de este tipo de sistemas, esto obviamente, trae consigo la necesidad de conocer con más detalle, información sobre sus preferencias, situaciones personales o anímicas con las cuales permitiría en cierta forma a la IA, adquirir entrenamiento previo para dirigir, administrar y gestionar los sistemas educativos en un determinado periodo de tiempo según fuera el contexto que estuviera atendiendo, afectando en ese sentido, la construcción de los contenidos educativos, la forma de transmitirlos y la utilización de sistemas de evaluación de los resultados académicos (J. Sainz, 2020).
Si uno observa detenidamente como han surgido durante el 2024, el marketing en redes sociales, que ofertan una diversidad de cursos generales hasta aquellos especializados de doctorado, para saber usar la IA y sus correspondientes aplicaciones y herramientas digitales, mismas que a finales del año se han multiplicado de manera significativa, casi semana a semana, al igual lo que pasa cuando han surgido una serie de expertos que ofrecen conferencias magistrales, web seminarios, talleres, etc., así como también, la publicación de manuales y guías de diferente nivel de acceso y comprensión, de acuerdo a dicha demanda y mercado cautivo de productos, y esto solo es apenas el principio de lo que podremos ver en los próximos años. Llama la atención, que la mayoría de dichos cursos, son funcionales en la medida que promueven en su publicidad estrategias innovadoras para orientar y asesorar a los docentes y a directivos de planteles educativos en el manejo y uso operativo de las herramientas digitales, pero existe un aspecto que en nuestra opinión falta complementar en toda esa enorme oferta de capacitación y actualización, nos referimos a aquello que tiene que ver con la creatividad.
Un autor que podemos mencionar que aborda el tema sobre el significado de la creatividad en procesos de aprendizaje, lo podemos encontrar en un texto de Jerome Bruner (1996), donde plantea que el ser humano no solo percibe la realidad externa, sino que construye su propia realidad mental a través de procesos cognitivos, sociales y culturales. El autor destaca que el papel del lenguaje es un elemento mediador de dicha construcción y como herramienta para imaginar mundos posibles. Para Bruner la realidad mental no es fija, sino flexible y moldeada por la interacción social. Esto quiere decir, un punto para tomar en cuenta en los cursos que se pretenda entrenar y capacitar a los docentes, que esas realidades imaginarias (mundos posibles), pueden ser incorporadas en la creación y entrenamiento de instrucciones (prompts), a través de las narrativas que se le puedan plantear a estas máquinas de inteligencia artificial, como un complemento para fomentar la innovación y el aprendizaje con creatividad, como complementos de las actividades de aprendizaje en el espacio del aula.
Por lo tanto, la imaginación tiene que saber incorporarse en los distintos entornos de aprendizaje, y que no se restringa únicamente a transmitir información a través de la IA, sino que también, podrían fomentar en los estudiantes, la capacidad para interpretar, imaginar y crear cultura. Significa, que el docente en su implementación metodológica didáctica de estrategias y secuencias de aprendizaje, promueva la creación del sistema de signos y significados entre los estudiantes, que actúe como parte de un andamiaje cognitivo y emotivo, donde se logren combinar, por ejemplo, diversos elementos de los contenidos educativos derivados del estudio de las ciencias naturales y sociales con las relacionadas con el campo del arte. Esto podría definir como las narrativas tendrían mayor peso que solo la memorización de datos. Sobre todo, cuando se promueven estrategias colaborativas basadas en historias que faciliten la comprensión, la retención y la transferencia de conocimiento.
En la era digital, el papel de la IA se puede considerar más que como una mera herramienta tecnológica que permite únicamente la personalización del aprendizaje, mediante la organizada utilización de datos, también puede jugar un papel clave en la construcción colectiva de dichas "realidades mentales", cuando el espacio del aula o de la propia institución educativa, docentes trabajan con los sistemas IA que pueden además de personalizar el contenido educativo, de acuerdo a necesidades individuales y de grupo, pueden igualmente, fomentar la recreación de contextos históricos, experimentar fenómenos científicos o resolver problemas complejos en escenarios ficticios (por ejemplo, "cuartos de escape", juego de roles, etc.). Es en otras expresiones y explicaciones de la educación disruptiva planteadas por Domingo Farnós, componentes de ecosistemas tecnológicos educativos inmersivos, tal como el experto lo conceptualiza, como ecologías de aprendizaje digitales, ello supone la integración de plataformas digitales, recursos en línea y sistemas de inteligencia artificial, personalizados y adaptativos.
Pueden asimismo, crear entornos inmersivos virtuales, de modo que los estudiantes exploren esos "mundos posibles", ahí la imaginación juega un papel clave para potenciar la creatividad al: generar ideas originales o sugerencias que sirvan de punto de partida para proyectos grupales; proveer de herramientas de diseño, arte y escritura asistidas por algoritmos que permita a los estudiantes explorar nuevas formas de expresión; facilitar un vasto repertorio cultural y narrativo que inspire nuevas combinaciones y enfoques. Es, en ese sentido, crucial que el uso de la IA en actividades académicas no limite la autonomía creativa de los estudiantes. La tecnología debe ser vista como una herramienta que amplía sus posibilidades, no como un sustituto de su imaginación.
Tal como señala Bruner (1996), que si bien el aprendizaje está influenciado en parte por la cultura del momento, especialmente de la era digital, puede ayudar a los estudiantes a: ofrecer habilidades y conocimientos actualizados para participar en un mundo interconectado, facilitar el acceso a las diversas perspectivas culturales mediante traducciones inmediatas, análisis de datos globales y acceso a plataformas colaborativas.
Sin embargo, surge también el riesgo de que las narrativas se homogeneicen debido al predominio de ciertos algoritmos o plataformas. Es fundamental fomentar el pensamiento crítico en los estudiantes para que puedan cuestionar y reinterpretar las narrativas que se encuentran en el entorno digital. En línea con las ideas de Bruner, el aprendizaje en el siglo XXI debe ir más allá de la adquisición de la información y centrarse en desarrollar la imaginación, la creatividad y la capacidad de los estudiantes para que ellos por si mismos, construyan sus propias realidades mentales. La IA utilizada de manera ética y reflexiva, puede ser aliada poderosa en este proceso, permitiendo: a) la creación de entornos de aprendizaje más flexibles y personalizados; b) el acceso a herramientas que potencialicen la creatividad, la exploración y el descubrimiento; c) la promoción de una comprensión más profunda de las narrativas y culturas del mundo.
Es imprescindible que los docentes de cualquier nivel educativo que pretendan integrar herramientas IA, mantengan el desarrollo integral de las personas, garantizando que la tecnología complemente, y no remplace, las capacidades humanas esenciales. Solo así se podrá construir una educación que fomente tanto la imaginación como la creatividad, pilares del desarrollo basados en esos "mundos posibles" y del crecimiento humano en la era digital. Estaremos como siempre a la expectativa y vigilantes de dichas transformaciones tecno-socio-culturales y tecno-pedagógicas que requieran de nuestra reflexión crítica.
Comentarios
Publicar un comentario
Se solicita que los comentarios y argumentos sobre las publicaciones de este blog sean: propositivos, reflexivos, críticos, con aportaciones pertinentes en el ámbito de la tecno-pedagogía y la educación del siglo XXI.