Inteligencia Aumentada: Hacia un Nuevo Estándar de Gestión de Calidad y Formación Profesional en la Era Digital (3a parte)
Comenzaremos el apartado con la siguiente pregunta: ¿Cómo aborda la inteligencia aumentada los desafíos éticos emergentes en la gestión de calidad? A diferencia de la automatización ciega, la IA aumentada exige la deliberación ética sobre el uso de los algoritmos, derechos digitales y equidad en el acceso a decisiones críticas (Li y Li, 2019).
Cabría entonces plantear, ¿hasta qué punto puede la inteligencia aumentada transparentar los procesos los procesos de calidad? Mediante registros trazables, explicabilidad de los algoritmos y auditorías colaborativas, de esta manera se podrían establecer nuevos horizontes para la rendición de cuentas en la gestión organizacional.
En el caso de las universidades, ¿están formando líderes éticos para este nuevo contexto? La literatura alerta sobre la urgencia de reorientar el liderazgo académico y empresarial hacia el pensamiento dialógico, la toma de responsabilidad compartida y la promoción de valores humanos en el diseño de sistemas inteligentes (Serrano et al, 2023).
Al comparar los modelos clásicos de liderazgo con entornos aumentados, emergen diferencias claves: el liderazgo tradicional se basa en jerarquía y control, mientras que el "liderazgo aumentado" privilegia la coordinación horizontal, la adaptabilidad y la empatía tecnológica.
Sin embargo, habría también que considerar si existen riesgos de sesgo y exclusión en los sistemas inteligentes. Sin duda; por ello, la formación crítica en ética digital debe acompañar todo proceso de adopción tecnológica.
En la gestión de calidad aumentada, los líderes deben anticipar escenarios de contingencia, por ejemplo, ¿qué hacer frente a fallos imprevisibles, errores de interpretación o dilemas entre eficiencia y justicia? Las respuestas se encuentran en la construcción de comunidades de práctica colaborativa y aprendizaje organizacional resiliente (Bororoh y Suhardi, 2021).
Cabría pensar entonces y volver a insistir en este aspecto, ¿qué papel juega la inteligencia aumentada en la cultura organizacional? Más que una herramienta meramente administrativa, habría que considerarla como un motor de cambio cultural que impulsa el aprendizaje permanente, la transparencia y la tecnología al servicio de las metas compartidas.
Esto nos lleva al siguiente punto, ¿de qué manera la participación de los trabajadores redefine el estándar de calidad aumentada? Esto se podría impulsar a través de la creación de equipos interdisciplinares y co-gestores del cambio, en la cual se involucran en el diseño, adopción y evaluación de sistemas inteligentes, democratizando la gestión.
Esto, a nivel de políticas universitarias y empresariales, nos conduce al siguiente planteamiento: ¿Cómo institucionalizar la inteligencia aumentada con un enfoque humanista? Se debe priorizar la gobernanza ética, la capacitación personalizada y la construcción colectiva de protocolos para adaptar la tecnología a los fines sociales y organizacionales.
Lo que podríamos concebir, y falta por comprobar, si la calidad aumentada se establece como brújula ética y no solo técnica. Si es así, toda estrategia tecnológica debería responder a valores de inclusión, integridad y bien común, integrando criterios de responsabilidad social en la evaluación de impacto (Li y Li, 2019).
En síntesis, la incorporación de inteligencia aumentada en al gestión de calidad demanda reflexión teórica y práctica sobre liderazgo, ética y transformación cultural, presentando a universidades y empresas a formar nuevos estándares de excelencia, sostenibilidad y sentido humano en la era digital.



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