Retos del aprendizaje digital para romper la brecha digital en la escuela (2a. parte)

De acuerdo a los expertos en tecnología educativa, los nuevos saberes que se integran al abanico amplio del aprendizaje requerido en las escuelas y universidades del siglo XXI, está directamente relacionado con un proceso de alfabetización y dominio de las competencias digitales y mediáticas de comunicación, integrado a su vez a una concepción de hiperconectividad, aspecto ya abordado en anteriores publicaciones en este blog.

Sin embargo, es pertinente que toquemos el punto del aprendizaje digital como concepto, pero también como parte de un proceso más amplio que tiene que concebirse más allá del solo hecho de implementar de manera novedosa y atractiva herramientas TIC en el espacio del aula o laboratorio de informática, en una versión política discursiva periodística y publicitaria, centrada en el mero dominio de los aparatos y de los programas de cómputo, que si bien son importantes y básicos para el entrenamiento y formación de alumnos (nivel básico) y estudiantes (nivel medio superior y superior), para la capacitación y formación profesional continua en las empresas e instituciones, se queda corta dicha concepción, porque habría que considerar también, las diversas y distintas condiciones sociales, culturales, educativas, laborales y profesionalizantes que demanda el mercado competitivo actual globalizado y multipolar. Veamos un ejemplo de cómo promueve dicha concepción esta organización privada internacional de tecnología educativa, ISTE (International Society for Technology in Education):





Las expectativas escolares de formación básica respecto al uso y aplicación de las TIC, no sólo recae en la repetitiva adquisición de conocimientos programados y en la aprobación de exámenes institucionales que ponderan un puntaje cuantificado de los niveles de desempeño logrados en un ciclo educativo. 

El hecho de tener acceso a la información y acercamiento a dichos conocimientos curriculares organizados y estructurados, no asegura ni aventaja tampoco con cierta veracidad que las nuevas generaciones podrán obtener, en su totalidad, las herramientas cognitivas y tecnológicas adecuadas para enfrentar los retos de una sociedad compleja, donde se cambian a cada rato las reglas del juego, y lo que verdaderamente importa, es el nivel de adaptación a las circunstancias  y situaciones inmediatas de cada contexto: familiar, comunitario, poblacional, etc., para resolver problemas inmediatos y saber cómo las decisiones individuales, grupales y colectivas pueden alterar y transformar el escenario personal y la construcción de la realidad que a diario nos cambia el panorama y el horizonte.



Esto quiere decir, que debido a la intervención e integración de estas tecnologías digitales, también hacen la diferencia entre los que pueden o no poseer otras posibilidades para interactuar y conectarse en un mundo donde no podemos dejar de lado nuestra capacidad de memoria y recordatorio en el olvido de nuestra propia y personal esperanza, acerca de lo que y quienes somos y queremos ser, de cómo queremos participar y colaborar en los cambios que requiere esta sociedad; donde todo se centra, al parecer, y por el momento, en el aprender a aprender juntos, a través de esta digitalización permanente y creciente, donde aun hace falta recuperar viejos paradigmas y combinarlos con las actuales necesidades y retos a corto, mediano y largo plazo, donde crear significa en estos tiempos, no sólo innovar en una dirección sino en múltiples posibilidades de hacer cambios importantes en nuestras vidas y en beneficio y calidad de los demás, sino esto queda como una falsa idea que se estanca y no se adapta a las necesidades apremiantes de la población, entre ellas, su capacidad y significado de supervivencia en caos y emergencia permanente.

Esa idea la dejamos pendiente para la siguiente publicación.

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