Mitos, Retos y Desafíos de las Neurociencias y el Aprendizaje (3a.parte)



En la publicación anterior, tocamos algunos puntos referentes sobre los neuromitos, en relación directa sobre los impactos en el ámbito de la educación, el aprendizaje, de acuerdo a los enfoques de la psicología educativa, en los procesos, procedimientos, métodos y técnicas derivadas hacia las posibles aplicaciones de la didáctica, especialmente en la educación inicial, básica, media superior, en la formación profesional universitaria con extensión hacia procesos de actualización laboral. Nos da ciertos indicios sobre los retos y desafíos que tendrían que derivarse del trabajo multidisciplinario realizado por los neurocientíficos, junto con los expertos y especialistas en el campo de la psicología cognitiva y la integración de docentes que tuvieran la oportunidad de actualizar sus conocimientos, no sólo en el estudio teórico de estos campos disciplinarios, pero sin perder de vista, que ya traen consigo, una formación que los capacita y acredita como educadores (as), con una importante experiencia en el contexto escolar y particularmente en el espacio del aula, para ir modificando los sistemas de creencias asociados a las falsas concepciones derivadas por la influencia insostenible de los llamados neuromitos, un campo fértil que tendremos que trabajar a fondo para ver hasta dónde están las verdaderas aportaciones de las ofertas y discursos creados para ser empleados como negocios potenciales basados en una economía de mercados y capitales, que utiliza de manera magistral las herramientas mercadológicas, basadas en el supuesto estudio cerebral y del comportamiento humano que da origen al proceso complejo de la toma de decisiones y de la resolución de problemas como materia prima de la oferta y la demanda en relación a crear ambientes propicios de bienestar social y calidad de vida, pero en el fondo y detrás de ese escenario de atractivas propuestas, se encuentran intereses creados de acuerdo a una "neuroeconomía", o llámese también "neuromarketing", que lo que más le interesa, es saber simplemente de qué manera se puede modificar y programar los pensamientos y percepciones que se localizan en la estructura neuropsicológica de la memoria y sus áreas asociadas al aprendizaje como elementos de análisis y estudio de mercados y juego secreto de confidencialidad industrial entre las empresas.

Es entonces, que la reflexión y propuesta que quedaría aquí pendiente proponer  y realizar de manera inteligente colectiva en el mediano y largo plazo, sería el de primero, sensibilizar a las autoridades de los sistemas educativos oficiales para que establecieran, no sólo reformas educativas basadas en el diseño y rediseño curricular, sino que también tengan activo en sus áreas prefrontales, la voluntad y garantía que la mejora de la gestión y calidad de la enseñanza y el aprendizaje van a ir de la mano con el impulso de nuevas prácticas pedagógicas e infraestructura tecnológica, así como de la conformación de grupos colaborativos académicos de los centros e instituciones dedicadas a la investigación neurocientífica, al diagnóstico e intervención psicológica y clínica oportuna en los casos concretos relacionados con los problemas de conducta, problemas nutricionales y neurológicos que se manifiestan en problemas de aprendizaje asociados al dominio y desarrollo de las habilidades y competencias en lecto-escritura, matemáticas, ciencias, dominio de lenguajes, expresión artística, competencias digitales entre otros campos de conocimiento y competencias que ha venido destacando la OCDE y la UNESCO, respecto a las áreas que deberán estar integradas en ese enorme y complejo reto de educar y de educarse consigo mismo y con los demás.



La práctica profesional del docente no puede ser coercitiva institucional ni por mandato presidencial, tiene que ser origen y parte integrada de la vocación de cada docente en su escuela y en su aula con sus aprendices dicentes, con los padres de familia, con los directivos y autoridades educativas competentes, es decir, conformar comunidades inteligentes de y para el aprendizaje, la mejora de la práctica educativa no se va a dar por si sola, si no existe la suficiente convicción de que el cambio, no sólo pueda promoverse ni potencializarse en el nivel de las complejas redes neuronales de cada niño (a), adolescente, joven o adulto, y partiendo de la concepción teórica y experimental del comportamiento neurofisiológico y psicológico cognitivo de cada persona, si esto no va a acompañado de un fuerte apoyo y colaboración que sea promotora de la cultura del aprendizaje, que tome en cuenta el contexto cultural y afectivo emocional de las personas. 

Las neurociencias tampoco pueden ser la panacea de moda que cada docente va a poder aplicar como receta de cocina en el momento de crear ambientes propicios de aprendizaje, si antes no toma distancia y postura reflexiva crítica de qué quiere enseñar y cuál es su intención para que los (as) otros (as) aprendan y cómo y con qué lo van a realizar, eso va a depender de las circunstancias y situaciones particulares que se presente en ese momento y no en otro, del diagnóstico previo inicial del grupo, de las herramientas teóricas y dominios de los contenidos, de las herramientas, métodos y técnicas de enseñanza, de los recursos educativos con los que cuente para desarrollar estrategias motivadoras, creativas e imaginativas que activen procesos de comunicación y diálogo pedagógico, que se pueda aventurar a descubrir nuevas formas de pensar, sentir, compartir, interactuar para plantear nuevos retos y maneras novedosas de aplicar los conocimientos a la realidad del contexto externo de la escuela, que logre vincular problemáticas cotidianas como parte de la realización de proyectos basados en problemas, que sean lo suficientemente retadores tanto para los docentes como para los (as) que aprenden, es ahí donde tendría que focalizarse las formas de intervención pedagógica, que con las formas de intercambio de saberes, modelos y prácticas derivadas del campo de las neurociencias y de la psicología cognitiva, juntos puedan poner a prueba en distintos entornos y contextos, si lo que se registra en las neuroimagenes (MfRM)  o en los electroencefalogramas (EEG), corresponden con la realidad que cada docente y cada aprendiz registra en su actividad cerebral al momento de hablar, de expresarse, comunicarse y de interactuar con sus pares, de resolver problemas y conflictos de conducta o tomar decisiones importantes, de las más simples hasta las más complejas que requieran de instrumentos y artefactos cognitivos de pensamiento por ejemplo, la construcción de teorías de la mente, pensamiento crítico entre otras.

Si queremos conformar una nueva humanidad más resiliente, incluyente, colaborativa y cooperativa, con principios y bases morales que acompañen su desarrollo integral a lo largo de la vida, debemos entonces pensar de forma paralela sobre el curriculum que tendría que configurarse para las próximas décadas del siglo XXI, dadas las condiciones prevalecientes en el mundo, a fin de estar preparados y entrenados de manera satisfactoria para enfrentar los problemas ambientales, de salud, de seguridad, de alimentación, de dotar de recursos suficientes para crear fuentes de empleo, asegurar la vivienda, la alimentación y el acceso y derecho universal a la salud, educación, a la información y a los conocimientos, que permita entre otras cosas, la creación de comunidades inteligentes, comprometidas y corresponsables de las necesidades personales, grupales y colectivas, donde realmente prevalezca la unión de las familias a través de la práctica ética de pensar, sentir y actuar, y no quede planteado como concepciones de demagogia que conforman campañas políticas para enriquecer el ego y la enfermedad del poder como virus letal basada en el ejercicio de la mentira populista y la corrupción dictatorial corporativa hegemónica, donde únicamente sólo prevalece la ambición y los intereses creados de las firmas y negocios de los poderes fácticos como estrategias de control social, que pueden ir desde el uso de alimentos y medicamentos adulterados, uso de contaminantes en la atmósfera, hasta formas sofisticadas donde se pueden activar cambios de conducta y alteración de redes neuronales a través de la Inteligencia Artificial integrado a las redes sociales y empleada como arma geoestratégica terrorista de manipulación ideológica y adoctrinamiento, como lo percibió en su momento George Orwell con su distopía de 1984, o como lo han venido planteando algunas series de televisión: The Feed o DEVS y películas inspiradas en la obra escrita de Phillip K. Dick: Blade Runner, Minority Report, y su serie televisiva retomada de sus novelas y narraciones cortas; como también lo plantea el escritor Dan Simmons en su obra de cuatro volúmenes, donde plantea como la Inteligencia Artificial puede ser un poder ilimitado que puede llegar a controlar, no sólo este mundo sino se extiende a otras galaxias y sistemas planetarios; asimismo, lo podemos apreciar con las publicaciones literarias de Isaac Asimov, que plantea distopías en las que los avances la bioingeniería tiene ya la capacidad de crear robots y androides que conviven con humanos bajo ciertas reglas de comportamiento y estructura ética que puede o no poner en riesgo la convivencia y la interacción humana con respecto a la posible comunicación con estas creaciones inteligentes artificiales, todo un planteamiento que pone en la mesa de discusiones si estamos ya preparados para dar esa transformación o antes, deberíamos esperar y contemplar pros y contras de lo que va a traer consigo dichas concepciones transhumanistas, como lo he venido abordando en publicaciones anteriores. 

Queda por último, la posibilidad de crear puentes y andamiajes entre estos campos disciplinarios y ámbitos sociales, culturales e históricos que han sido la huella preferente que registra lo que hemos logrado y lo que aun nos resta caminar en el futuro inmediato como especie y como humanidad.

Referencias consultadas

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