TIEMPOS DE CIBERGUERRA VERSUS PSICOACTIVISMO ECOLÓGICO-ESPIRITUAL (3a. parte)

 En la publicación anterior, tocamos algunos puntos centrales de lo que en estos tiempos extraños suceden a nivel mundial, relacionados principalmente con la situación prevaleciente en relación al estado de vigilancia, espionaje y ciberguerra que se esparce a lo largo y ancho de la Tierra, de parte de las potencias mundiales, a través de sofisticados sistemas de intervención y bloqueo informático perpetrado por programas de difícil acceso para el común de la población, porque es un lenguaje propio de estrategas militares y de seguridad nacional e internacional.

En ese mismo paralelo, pero en otro contexto aparentemente distinto por el modus operandi de sus organizaciones, tenemos a los llamados grupos ecologistas que promueven la defensa y preservación de los ecosistemas y recursos naturales del planeta, como lo han venido divulgando y promoviendo diversas organizaciones oficiales (PNUMA, WWF, Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático, etc.),  y asociaciones civiles como GreenPeace principalmente, Amigos de la Tierra (AT), Earth Action, Centro Internacional de Enlace Ambiental (ELCI), Federación Internacional de Periodistas ambientales (FIPA), Movimiento Mundial por los Bosques Tropicales. Son una muestra del estado de alerta que se vive en este planeta, por los graves riesgos que ello implica el hecho de haber alterado las leyes de la naturaleza, mismos que desde las propias culturas originales  nativas lo sabían y venían anunciando desde hace ya tiempo sobre estos momentos que estamos enfrentando toda la humanidad actual.


 

Esto mismo revisado y analizado en uno de sus textos: "Sexo, Ecología, Espiritualidad", el pionero de la psicología transpersonal, Ken Wilber lo expone y propone a través un modelo teórico que aún sigue en discusión sobre su posible implementación y adecuación en el contexto complejo y emergente que nos toca vivir, pero puede darnos pauta para comprender por ejemplo, por qué debemos realizar un proceso de comprensión interna de la crisis ecológica al cual se plantea lo siguiente: "¿Cómo podemos llegar a ser más plenamente humanos y a la vez liberarnos del destino de ser meramente humanos? ¿Dónde está el Espíritu en este mundo moderno abandonado por Dios y por la Diosa? ¿Por qué estamos destruyendo Gaia en el intento mismo de mejorar nuestras condiciones de vida? ¿Cómo encajamos realmente en el Kosmos más amplio? ¿Cómo podemos ser individuos completos y a la vez parte de Algo Mayor?"..."¿qué quiere decir que los seres humanos, al igual que absolutamente todo lo demás en el universo, seamos holones? ¿Cómo encajamos en aquello que se mueve siempre más allá de nosotros? ¿Liberación significa ser totales en nosotros mismos, o ser parte de Algo Más Grande; o ambas cosas a la vez? Si la historia es una pesadilla de la que no trato de despertar, entonces ¿a qué exactamente se supone que tengo que despertar?

Es decir, que en esa insinuosa y estrecha búsqueda de permanecer vivos desde un punto de vista existencial, el hecho contundente de nuestra realidad inmediata nos confiere una oportunidad para transformar o destruir lo que hemos cimentado como civilización con diferentes culturas y niveles de desarrollo alcanzados. Significa por otro lado, que el egoísmo y narcisismo enfermizo engendrado por varios eones del tiempo, y ahora le toca al espacio recuperar su fase de evolución, la oportunidad para que sea el propio planeta: la Madre Tierra, Gaia, Pachamama, la que decida como ente vivo su destino y no la ambición demente de la humanidad que se encuentra en una fase de enorme peligro si no logra cambiar los errores cometidos por cientos y miles de años registrados por esos libros de la historia. 

De ahí que el camino de la espiritualidad, no implica seguir repitiendo los mismos sistemas de creencias y tradiciones, los mismos esquemas rituales religiosos de cualquier civilización y cultura, ni las mismas objeciones declaradas por marcar sus territorios de verdad pura y absoluta por ninguna doctrina o ideología. Significa volver a contactar con el camino de mayor internalización trascendente y perenne eterno es decir, la capacidad de trascender el propio punto de vista aislado que nos mantiene esclavizados por nuestras propias decisiones que se esfuman en instantes porque no hemos logrado que estas permanezcan como cristales congelados, porque simplemente no hemos dejado que fluya en nosotros, una visión de conciencia ecológica por seguir en la terquedad necia de seguir prevaleciendo a costa de controlar, alienar y destruir a los otros con un costo mayor compulsivo de auto-negación y de no re-conocimiento de lo que en verdad somos como entidades de un vasto universo dinámico siempre cambiante, sin embargo, seguimos estancados por aguas turbias que no permiten al espíritu expresarse como una existencia en sí, reflexión ya trabajada por las obras de varios filósofos antiguos y contemporáneos: el problema humano, que en la reflexión propia de Wilber nos dice sobre el yo humano en particular: 

"...Desde la profundidad, grita a los dioses que ya no están allí, busca significados no desvelados, aún no encarnados. Su agonía tiene el valor de un trillón de magias satisfechas y el de un millón de mitos creyentes y, sin embargo, su único consuelo es su dolor incesante, un dolor, un temor. Un vacío que es sentido más allá de la comodidad y de la distracción del cuerpo, la persona o el ego, que mira valientemente al rostro del Vacío y ya no puede ni explicar el Terror ni el Misterio. Es un alma demasiado despierta, un alma en el límite de lo transpersonal."

Concluimos argumentando que todo este enorme trabajo que tenemos la humanidad a cuestas, es el reto y desafío que tenemos enfrente de nuestras narices y en el horizonte hasta donde lleguemos a percibir y concretar nuevos proyectos por el bien de nuestra propia salvación y aprendizaje en este plano de existencia terrenal. 

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