Campos de Resonancia Mental y Latidos de la Tierra (2a parte)

En la anterior publicación que fue una introducción al tema sobre los llamados campos de resonancia derivados de la teoría de la causación (morfogénesis), postulados de Rupert Sheldrake como principal investigador de estas hipótesis de investigación. En esta ocasión como ya se había anotado, realiza junto con otros científicos derivados de una corriente de pensamiento que podríamos identificar como emergente, por sus posturas ante la realidad que se nos presenta de manera incierta hasta cierto punto, y de la cual se podría derivar que sus concepciones los condujo en cierta manera, a concebir la construcción de teorías que dan la posibilidad de pensar que dicha realidad, que no es como no la han mostrado y enseñado por una visión institucionalizada desde la escuela y la universidad. Con esto nos referimos a que existen otros posibles espacios-tiempo que podrían estar implicados en formas en las que, desde la enorme y compleja red del cerebro podemos siquiera pensar y concebir que éstos son parte de nuestro entorno inmediato (realidad preconcebida) que, sin embargo, pueden alterarse y transformarse de manera repentina en entornos de caos e incertidumbre, tal como lo estamos experimentando con la actual pandemia y la crisis ambiental planetaria. La cuestión es si esta situación, es parte también, de una estrategia de dominio y poder ejercida por las élites que tienen el control de la humanidad, es parte de la reflexión y análisis de este artículo.


En el libro conjunto que trabajaron a modo de ensayo Sheldrake, T. Mackenna y R. Abraham, autores del libro: Chaos, Creativity and Cosmic Consciousness, exponen una serie de aspectos relacionados con la creatividad y la imaginación; la creatividad y el caos; el caos y la imaginación; el espíritu del mundo y los hongos (plantas sagradas) como potencializadores de la conciencia; asociados con la descripción de la relación entre la luz y la visión (interna); las entidades (entendidas como aspectos internos de la mente); el inconsciente (bifurcaciones de la historia de la conciencia); la resacralización del mundo (necesidad del retorno a las fuentes del espacio sagrado); la educación en el Nuevo Orden Mundial, del cual podremos atención por ser ya parte de esa realidad y "nueva anormalidad", que los autores visualizaron para el futuro inmediato, dado considerando que el texto fue escrito y publicado en 1992; finalmente, el último capítulo del libro cierra con la revelación o apocalipsis, ¿una idea preconcebida por la Biblia y por otros libros antiguos?, entre ellos, los registros astronómicos de las diversas culturas y civilizaciones que fueron parte del origen de la presente humanidad.

En cada capítulo, los autores plantean que tanto la creatividad y la imaginación está vinculada con la parte cósmica o atractor superior dimensional, modelo que puede explicarse desde las matemáticas, la teoría de la causación y desde la visión antropogénica, disciplinas que se interconectan para demostrar como se puede trazar un proceso de evolución que parte de un derivado punto Omega (proceso macrodinámico/macron), como posible seno y origen del caos que permanece, y por experiencia directa de Mackenna con plantas sagradas, principalmente con hongos alucinógenos, abre el espacio de introspección e interconexión con el espíritu de la Tierra (Gaia), que a su vez, es parte del sueño de la historia humana, la relación entre la materia y el inconsciente cósmico.

Y seguido por la reflexión teórica que de alguna manera, se deriva de esa interconexión entre lo que describe R. Abraham, como una revolución del caos, es decir, planteado como realidades matemáticas que fundamentan la idea de los atractores caóticos concebidos éstos, como parte de una indeterminación en la naturaleza, es decir, la forma en la que el caos se manifiesta en la evolución del orden, la organización de los campos relacionados con la construcción matemática y la imaginación cósmica y su posible relación entre dichos atractores, la atracción y la motivación, nos llevan a los siguientes planteamientos reflexivos: ¿cuál es su verdadero significado?, ¿esto permite concebir nuevas realidades a partir del caos creado, o es parte integrante de dicha evolución cósmica en la que la propia humanidad está vinculada?, esto según Sheldrake es lo que podemos hallar espacialmente en la lectura de los campos mórficos contenidos por ejemplo, en la estructura de los cristales hallados en las capas internas de la Tierra: el lenguaje y su correspondiente abstracción como elementos que se derivan de las constantes e infrecuentes maneras en la que los campos tienen su punto de origen y evolución, es decir, lo que este biólogo conceptualiza como parte de un proceso de autorresonancia o frecuencia vibratoria de los campos de materia cuántica contenidos en su estructura particular manifiesta.

Pero, esto qué relación podría tener por ejemplo, con el origen y desarrollo de las civilizaciones antiguas que nos antecedieron, de qué manera el estudios de los mitos del origen o génesis de la humanidad concibieron la conquista del caos y su relación con el origen prejuicioso de civilizaciones y culturas basadas en sociedades controladas por estructuras patriarcales, y la perdida del espíritu del matriarcado (feminismo), que se fue construyendo para inhibir la creatividad y su vínculo con los problemas globales que actualmente nos aquejan. 

Ante esto, los autores reflexionan que una de las posibles alternativas que podría de alguna manera recobrar el sentido del caos creativo cósmico como espacio implicado según las reflexiones filosóficas científicas de David Bohm, señala que el problema de fragmentación de la conciencia humana dada por las distinciones de raza, nación, familia, profesión, etc., son parte del caos generado para que la humanidad pueda trabajar en conjunto, unida para el bien común, entre ello, la supervivencia de la especie, son dice Bohm, factores clave del origen de dicha fragmentación concebidas como cosas inherentemente divididas, desconectadas en partes cada vez más pequeñas. 

Es también lo que Ken Wilber en su texto teórico sobre el Espectro de la Conciencia, lo describe como elemento de la dualidad creada de origen hasta nuestro días, sobre la realidad como conciencia, es decir, la representación mental (conocimiento simbólico cartográfico) del modo  dualista del conocimiento que limita la identidad del conocedor, mientras lo que podría ser conocido queda remotamente separado, remoto y ajeno, una sensación señala Wilber, de aislamiento individual (agregamos colectivo), de esa posibilidad de revelar e interpretar la realidad del mundo, la realidad directa sobre ese caos creativo cósmico: "...El universo conociéndose asimismo como si mismo...", que aún no se percibe pero se tiene la sensación de que pueda existir en la realidad inmediata de las personas de manera inconsciente. 

En la siguiente publicación, ahondaremos más sobre estos tópicos, pero de manera especial sobre el tema importante universal sobre la conciencia cósmica vinculados hacia un abordaje de exploración y explicación vistos por la psiquiatría y la visión antropológica cultural de acuerdo a postulados de Richard M. Bucke, derivados de su experiencia personal sobre este estado particular de conciencia, y por otro lado, la visión académica de Edgar Morin, Carlos Reynoso, además de las reflexiones de Ken Wilber, entre otros autores que nos abrirán el espacio para una reflexión de la complejidad latente en estos tiempos de cambios emergentes repentinos, a los cuales la humanidad tiene ya que prepararse para asumir su corresponsabilidad con ese caos de creatividad espiritual e imaginación  del espectro de conciencia.    

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