Viajeros, Nómadas y Holografías del Alma (3a parte)

 De la anterior publicación que se hizo mención sobre algunos místicos: filósofos, santos y hombres que han buscado en su vida, lo que es el Alma y su relación con ese poder inconmensurable universal y eterno de lo que es Dios en sus diferentes manifestaciones y expresiones simbólicas tradicionales importantes que consideramos, son de acuerdo a experiencia personal, los más representativos en el camino del conocimiento profundo del alma; existen por decirlo así, los otros que hemos denominado como nómadas buscadores que se han aproximado a través de sus diversos campos y disciplinas (física cuántica, psicología transpersonal, pensamiento complejo, neurociencias, etc.), y que de alguna manera abordan explicaciones de lo que puede ser el alma, considerada como parte de esa amplia concepción a posibles significados de la consciencia, establecen puentes de enlace con los estudios e investigaciones científicas con distintas perspectivas de abordaje metodológico. Son parte de una generación que considera que para establecer el contacto auto-introspectivo como vía para la comprensión más allá de cuestiones meramente fenomenológicas o metafísicas, lo cierto es que el camino de este conocimiento se expande de manera infinita como lo es nuestra limitada percepción del origen y evolución, de eso que llamamos como "universo" considerado y apenas observado y registrado con modelos teóricos, lo que es o puede ser la categoría de la multiplicidad de dimensiones (versiones externas e internas) de la realidad tal como la concebimos; fue en parte lo que buscadores nómadas que se dedicaron al estudio de la alquimia, la astrología, el hermetismo entre otros, y los descubrimientos que tuvieron acceso fueron reveladores y dejaron pronto huella en sus tratados y escritos.



Tal es el caso de los estudios realizados por el físico y filósofo David Bohm con su teoría del orden implicado, o los pasos hacia una ecología de la mente que abordó minuciosamente Gregory Bateson, o las investigaciones realizadas sobre el uso de sustancias y drogas alucinógenas como el DMT (N-N-dimetiltriptamina) para encontrar lo que el Dr. Rick Strassman denominó como molécula del espíritu, o lo que describió Terence Mackenna en sus experiencias personales y colectivas con plantas sagradas, especialmente el hongo o teonanácatl, o "niño santo" como lo llamaba cariñosamente Sabina, mujer curandera originaria de Oaxaca; trabajo que el propio Mackenna,  en conjunto con el matemático Ralph Abraham y Rupert Sheldrake, intentan explicar como desde la antropología, la teoría de los campos mórficos y la matemática, existe la posibilidad de comprender lo que es la consciencia y su relación con la creatividad y la imaginación, y su relación con la concepción del caos y la imaginación, el alma explicada como campo unificado de la memoria en la naturaleza, y más allá de la realidad como perspectiva de cosmologías místicas (campos holomórficos), o aproximación de la experiencia sagrada psicodélica sobre esa entidad eterna que tanto deseamos comprender de nuestra propia alma-consciencia. 

En esa misma frecuencia lo podemos también, encontrar acerca del cosmos como teoría biológica del conocer y la concepción de lo que puede existir al confrontar la muerte mediante la explicación de sistemas autopoiéticos y alopoiéticos, como parte fundamental de lo que para Alberto Maturana y B. Porksen tratan de explicarse por ejemplo, acerca de lo que vendría a ser la ontología del observador como entidad biológica: ¿Cómo hacemos lo que hacemos cuando observamos como observadores?, el alma se convierte en un elemento sustancial que pertenece a un modo de operar relacional de los dominios ontológicos (trascendental, constitutivo). 

Otros buscadores nómadas en busca del alma, lo tenemos de manera particular con los pioneros de la psicología transpersonal: Stanislav Grof (viajero del universo transpersonal) y Ken Wilber (buscador del espectro de la conciencia). Ambos denotan en sus estudios y experiencias sobre la existencia fundamental del poder plantear preguntas que nos permitan aproximarnos a esa concepción manifiesta de lo que queremos saber de ese viaje del alma, Grof plantea lo siguiente: ¿Cómo nació el universo?, ¿Es el mundo que vivimos un simple producto de procesos mecánicos en el que sólo interviene una materia inanimada, inerte y reactiva?, ¿Tenemos que aceptar la existencia de una inteligencia cósmica superior y responsable de la creación y de la evolución del cosmos?, ¿Cómo podemos armonizar dilemas como lo finito del tiempo y del espacio frente a la eternidad y lo infinito?, ¿Cuál es la relación entre la vida y la materia, y entre la conciencia y el cerebro? 

Wilber por su parte lo plantea como parte de un análisis introspectivo y auto reflexivo a través de los modos de saber que la mente humana desconoce, porque señala, "...que la esencia de nuestra conciencia, como conocedora e investigadora del mundo exterior, elude a fin de cuentas su propia comprensión y permanece como lo desconocido, oculto e inalcanzable...", el reto del viaje es entonces, la búsqueda y reencuentro que trascienda esas formas de saber y conocer la realidad que tiene su origen en el conocimiento simbólico dualista, según Eddington, a otro donde el universo se conciba como parte de ese espectro de la realidad consciente, donde el tiempo, eternidad, espacio, infinidad sean parte de la evolución del espectro (niveles de conciencia), es decir, del alma.

Es también lo que Michael Talbot con su concepción del universo cosmos holográfico (David Bohm) y su relación con los sueños lucidos o la explicación de los vórtices de pensamiento en relación con las personalidades múltiples pueden ser considerados desde este nuevo campo de la ciencia cuántica como todavía nebulosos para la comprensión del alma, o es acaso el empujón que necesitamos para concebir en nuestra limitada percepción sensorial y cognitiva, la posibilidad de un viaje a través de un superholograma que nos pueda dar acceso a un resplandor espiritual innegable; o lo que Fritjof Capra plantea desde su reflexión extraída y retomada del libro del Tao-Te-King, cuestiona si desde el ámbito del conocimiento de la investigación científica, particularmente de la física, se puede llegar a una aproximación sobre lo que puede ser una experiencia mística que transciende cualquier experimento controlado en laboratorio y más bien, intentando trascender más allá del lenguaje desarrollado por la disciplina, el cual es limitado para dar una explicación de lo que es para el místico algo tan esencial y significativo en su experiencia del alma, no lo es tanto para el hombre racional dedicado a la ciencia,  y finalmente, Jacobo Grinberg con su teoría sintérgica que dedicó en parte de su vida profesional a la realización de nuevos campos experimentales que pudieran explicarle como modelo de la realidad, acerca de cómo se realiza la transformación de la actividad cerebral en experiencia sensible, es decir, considerada como un percepto cualitativamente diferente de la actividad neuronal y distinto de los campos energéticos espaciales (como la luz, o los campos electromagnéticos en el espacio), es sólo una aproximación importante para el avance de los nuevos campos del conocimiento neurofisiológico de la psique humana, de modo que esto le diera una importante aproximación a lo que Grinberg denominó como estructura fundamental del Espacio o "Lattice", término que empleó para describir la matriz de capacidad vibracional de múltiples dimensiones en la cual la información converge en cada uno de sus puntos que se localiza en nuestra percepción que al poder modificarla afecta a toda esa totalidad. Investigación a la que no pudo concluir porque de la noche a la mañana desapareció de manera extraña, y a la fecha sigue sin saber nada de este investigador.

Queremos cerrar de manera tentativa, porque sabemos que el abordaje del tema tiene mucha vertientes y aristas que descubrir y explorar, inclusive con cada uno de los autores mencionados, tanto viajeros místicos como de los nómadas buscadores de esa transcendente verdad sobre lo que cada quien tiene que caminar en ese sendero de eternidad perenne. Esa es la tarea y misión que nos resta continuar, tal como lo expresa el libro poético filosófico religioso místico del "Lenguaje de los Pájaros" (Mantic Uttair), cuyo autor Farid Uddin Attar creyente del sufismo persa antiguo, reveló en este escrito lleno de simbolismo, como el comportamiento metafórico de los pájaros que se reúnen en asamblea para disertar sobre lo que es el denominado "Simorg", o también denominado como el rey perfecto o personificación de Dios supremo (rey del amor), es en esta alegoría que plantea alrededor de 22 preguntas, describe de manera metafórica-poética la complejidad de la personalidad humana por alcanzar la perfección, y esto es como lograr que ese trabajo se realice a pesar de los obstáculos que cada pájaro expone para realizar dicha empresa. Es parte de esa búsqueda a realizar como verdaderos nómadas para integrarse en ese gran viaje del espectro de la conciencias y de las holografías del alma. 

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