La búsqueda del Ser: del campo neuronal al universo sintérgico (3a. parte)

 Para cerrar de manera honrosa la publicación dedicada a la memoria del Dr. Jacobo Grinberg Zylberbaum, la búsqueda del Ser se convierte en un enorme dilema lleno de misterios, viajes de descubrimiento y exploración en lo más recóndito del cerebro humano, pero también es un camino abierto inexplorado por la civilización contemporánea recargada con enormes cantidades de información, pero con enormes distanciamientos y limitaciones entre las personas y las comunidades, si no es a través de dispositivos electrónicos. El hecho de conocerse asimismo, y conocer al otro se convierte en una barrera a veces infranqueable, y ese es también parte del origen de las enfermedades del cuerpo y del alma a nivel individual y colectivo, mismas que sólo puede curar el que tiene ese don del águila y puede recurrir a su punto de encaje, diría Carlos Castaneda, el que transecta el espacio-tiempo y logra activar su "lattice" y el campo neuronal para transformarlo en materia que se intercambia en múltiples dimensiones neuroalgorítmicas y direcciones insospechadas difícilmente perceptivas por el ojo humano, o a menos que se logre despertar y alterar la morfología del espacio, es decir, el solo y simple hecho de hallar en ese sendero incomprensible, la Unidad donde la experiencia y la existencia persiste, en esos otros mundos donde la totalidad de la información activada, sea el puente y paso hacia el orden implicado: la convergencia informacional, esto según el Dr. Grinberg se logra concretar en la teoría sintérgica cuando se experimenta prácticamente la "oscuridad", es cuando se puede saberlo que es sentir y vivir en la luz.


Pero ¿cuál es el significado de toda una vida entregada al conocimiento y a la investigación, si esta no se atenúa ante ningún obstáculo?, y a pesar de las limitaciones psíquicas y emocionales personales, que le acompañaron a este nómada viajero de la conciencia, en esa trayectoria de encontrarse con el Ser, si antes no había logrado separarse de esas cadenas del karma, para serenar mediante diversas técnicas meditativas (hatha yoga, raja yoga, Vipassana), como vehículo para lograr cierto estado de contemplación y trascendencia (samadhi), cuando en esa búsqueda interminable de contacto con el Ser que intentó realizar en diversas ocasiones, en un principio, en la conciencia localizada en el reino de la no-mente, le trae consigo una serie de retos importantes que, por ejemplo, al que pretenda iniciar ese viaje como nómada deambulante, lo puede poner en la pared o tirarlo de un solo jalón al precipicio en el camino, lleno de sed y angustia, acompañado por una serie de temores que son en apariencia barreras que uno mismo propicia para orillar a esa  mente disciplinada a preguntar y sea el Ser el que responda, ese es el terreno del guerrero y del místico-sacerdote. 

Eso era parte de los momentos en los que el propio Dr. Grinberg se detenía para analizar y enfocar su yo interior en un estado de atención y observación, a fin de lograr en esos momentos, vivir en un presente lleno de fluidez y hermosura, no siempre lograba tal estado de beatitud y contemplación, porque su yo mental siempre le indicaba como "daimon-partícula" acelerada, hacia donde tendría que moverse o dirigirse y al mismo tiempo, tomar decisiones importantes en esos momentos, y siempre traía consigo el recuerdo de su amada y entrañable hija Estusha, como vaivén de olas que se agitan y de manera turbulenta se estrellan en los riscos, y a veces logran disolverse en armonía y silencio en alguna playa distante; o cuando esta misma situación de turbulencia interna enriquecía las imagenes fantásticas espirituales al estar cerca del río Ganges en la India, en los ashrams que visitó y meditó por largos periodos y momentos, sus trayectos de caminatas solitarias que le permitían estar en contacto con la energía de la naturaleza y su pequeño ser interno que le daba pauta para seguir adelante, a pesar de las desavenencias, aun así, la desesperanza y la duda dominaban y parecía en instantes perder el sentido de la vida y por ese motivo, recurría a los "maestros-gurúes" todos ellos con distintos métodos y técnicas de meditación y con una particular visión espiritual, iluminados y apreciados en ese país de oriente, como placebo momentáneo, porque el verdadero trabajo de la llama encendida de su espíritu inquieto seguía su danza sagrada acompañada por bellos aromas de incienso, de sonidos y vibraciones de los cantos y mantrams: "Om Namah Shivaya" (salutaciones a Shiva, el que renueva y destruye universos), era parte de ese acompañamiento placentero y dulce para aquietar la mente, y para retomar las cosas de la vida y la misión que tenía por delante, seguir como libre aprendiz de la conciencia.

Esto también lo condujo a pensar que a pesar de practicar técnicas de meditación que le permitieran conectarse con el Ser, también descubrió que existen límites importantes que la mente pone de frente y revolotea a cada instante, distrae y desenfoca el asunto principal que es lograr visualizar al Observador separado del Ser, que viene a ser la unificación total. Un ejercicio que requiere de la necesidad de abrirse a toda la experiencia y observar de manera simultánea, como posible actividad del campo neuronal del acto del poder algorítmico del Observador. 

Aquí vendría en parte la definición de la visión extraocular que llevó a  cabo posteriormente, a través de la experimentación con niños, con la cual descubre que ellos (as) tienen la facultad de ser potenciales Observadores, como posible aproximación teórica psicofisiológica que le permitiera comprender por ejemplo, cómo se logra crear la red hipercompleja y dinámica de activación iónica, eléctrica y química, de cómo es que existe una estructura tridimensional de la red neuronal que le permite al cerebro unificar y crear un campo energético, de cómo es que se logra crear una experiencia visual perceptiva a partir de un patrón de interferencia energética de la actividad neuroalgorítmica de lo que él denominó, como circuitos de convergencia que se integran en los estados de alta coherencia inter y global del cerebro. Esa era parte de las explicaciones que fue construyendo y sustentando su teoría sintérgica.

De esos postulados teóricos que ya podría demostrar el Dr. Grinberg a través de sus experimentos e investigaciones que fue recopilando con los chamanes mexicanos, especialmente con Pachita, fue parte de los elementos y circunstancias que contribuyeron para que junto con su experiencia de crecimiento espiritual, con la técnica meditativa del Vipassana o sin ésta, le permitió abrir las puertas más allá de la percepción sensorial, con todo y los riesgos de lo que implica adentrarse en dimensiones de alta convergencia, justo allá donde revolotea el alma (la mariposa psiké), y altera los patrones del Ser, la total sincronicidad que proviene de un repertorio del inconsciente pero es real, él lo afirmaba, porque como lo escuchó en el ashram de Swami Muktananda: "La liberación es un estado mental, no un lugar en el espacio".

La lección de esta búsqueda del Ser, "es que existe, no solamente el devenir sino ambos, el Ser y devenir, devenir y Ser" (Grinberg, 1984), esas son las huellas que nos dejó en el camino de regreso hacia el universo sintérgico, nos queda seguir adelante o buscar nuestro propio eterno retorno.  

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