El Reloj Digital: Construyendo Nuevas Narrativas Temporales con IA (1a parte)
El nuevo tema que nos pone en la mira del análisis y reflexión, es una propuesta que nos permita explorar la problemática de la construcción y alteración del tiempo en relación con la inteligencia artificial, mismo que se presenta en tres apartados de interés.
En la primera parte, vemos como los avances recientes de la IA, intenta, por así decirlo, emular la comprensión humana del tiempo, lo cual implica ver a qué se refiere esta forma de pensamiento que tiene una correlación con la forma como ha evolucionado en la humanidad, el cerebro y la mente. Desde que pudo percibir, como cambiaba el día en la noche, en qué momento tenía que sembrar y cosechar o ir a cazar, realizar ceremonias sagradas para honrar a las divinidades, ir a la guerra, guardar reposo en las chimeneas de las casas o de los templos, cuando se encendían los centros ceremoniales, cuando se realizaban cálculos matemáticos para pronosticar y prever eventos distintos malos o buenos, la idea del tiempo en el reloj biológico y psíquico, se convirtió en una función superior que activaba los centros de memoria, recuerdo, y también de olvido. Así se fue concibiendo las narraciones de la historia de las civilizaciones y culturas.
En el caso de las máquinas con sistemas de inteligencia artificial, una de las explicaciones que nos pueden ilustrar la tenemos con la aportación acerca de la conciencia de Chalmers (1996), autor que argumenta sobre la naturaleza de la conciencia. Según el autor, es parte del gran misterio, inclusive para la física, que continúa aun sin dilucidar lo que es la "conciencia", como parte del entendimiento del universo al que se puede observar y medir. En las ciencias de la mente o neurociencias que exploran los recónditos aspectos de la conducta humana y los procesos que la conducen, se quedan todavía inciertos y perplejos con esta idea de la "conciencia" y los problemas que se derivan de este estudio. Especialmente, cuando se trata de dilucidar una teoría de la conciencia, y en su caso, con la IA, que pueda aproximarse a concebir en su compleja estructura algorítmica y neurológica, cómo concibe el tiempo, lo cual puede ser parte de una ilusión y un sesgo significativo, en la forma como intenta racionalizar, realizar búsquedas de información y datos en su estructura de memoria. Considerar que la conciencia es parte de un fenómeno natural que se manifiesta en los humanos, es ya de por sí un dilema a considerar, de cómo se podría concebir en las máquinas configuradas con cerebros de silicón.
Otro autor, que hemos citado en publicaciones anteriores, es el que ha abordado la idea de una superinteligencia (Bostrom, 2001), como parte de una reflexión de "riesgo existencial" como lo señala el autor, dados los tiempos en que actualmente se encuentra la humanidad, frente a un posible escenario catastrófico nuclear, como parte de su tipología de riesgos a los que podríamos estar expuestos en esta fase de la civilización (en términos generales), que pueden ir desde una dimensión personal, local y global, dependiendo de la intensidad a la que podríamos estar expuestos. En el caso particular de la IA, el autor, pondera y analiza los posibles riesgos y oportunidades que se podrían obtener, en caso de pensar cómo estas tecnologías podrían alterar nuestra comprensión del tiempo y de la realidad, con ciertas implicaciones epistemológicas a considerar. Con el solo hecho de concebir, que dichas máquinas, podrían, en un momento dado, "alterar el tiempo" que percibimos en el día a día, suena a una distopía cinematográfica o serie de televisión con esa misma tonalidad.
En otra publicación, Bostrom (2004), nos vislumbra parte de esos escenarios distópicos donde la humanidad pasa a una fase de eliminación gradual, debido a la modificación que tendría en sus cuerpos y mentes, ahora creadas por máquinas de IA. Es decir, lo que el autor denomina como una "visión Panglosiana", la cual es parte de su transformación orgánica, biológica a otra artificial, como parte de una acción que permitiría, en todo caso, proteger a la civilización de posibles extinciones por meteoritos y asteroides, y, por otro lado, por los usos destructivos de la nanotecnología molecular avanzada, diseño de patógenos, las futuras carreras de armamento nuclear, experimentos de energía física, etc., son parte de los supuestos reflexivos que el autor concibe en sus escenarios de futuro: a) el de los Subcontratistas sin Pensamiento, en el cual continúa el progreso tecnológico, donde se intenta congelar el cerebro, cortarlo en rodajas con técnicas de escaneado, y posteriormente utilizar un software automatizado de procesamiento de imágenes para reconstruir y etiquetar un mapa tridimensional detallado del cerebro original que logre mostrar las redes neuronales, la matriz de sus interconexiones sinápticas, la intensidad de dichas conexiones etc.
Mientras tanto, la neurociencia y la inteligencia artificial avanzarían gradualmente y, con el tiempo, sería posible aislar módulos cognitivos individuales y conectarlos a módulos de otras mentes cargadas; b) el de Todo es Trabajo sin Diversión, significa que según el autor, existe la posibilidad de que las actividades y estados de conciencia intrínsecamente valiosos (disfrute, por sí mismo, del humor, el amor, el juego, el arte, el sexo, el baile, la conversación social, la filosofía, la literatura, el descubrimiento científico, la comida y la bebida, la amistad, la paternidad y el deporte), lleguen a desaparecer por completo. Es otro punto de atención de lo que las máquinas, no solo pueden alterar el tiempo, también la conciencia, vislumbra un contexto peculiar para las próximas generaciones que van a depender en su vida diaria de un reloj digital.
Y otros exponentes que se suman a otros entusiastas del posthumanismo, lo tenemos en la visión de Ray Kurzweil (2005), que analiza cómo la IA puede transformar nuestra percepción del tiempo y la experiencia humana a medida que se integran más en nuestras vidas, ofreciendo una perspectiva sobre el futuro de la cognición humana y artificial. La notable aportación a la tecnología robótica y creación de androides investigada por Hiroshi Ishiguro, asegura este ingeniero, estas máquinas artificiales pueden ya emular comportamientos humanos, incluyendo la percepción del tiempo, lo que plantea preguntas sobre la naturaleza de la realidad y el entendimiento humano en un contexto tecnológico avanzado. Y por su parte, desde una reflexión filosófica, Luciano Floridi (2014), pone énfasis sobre cómo la tecnología de la información, incluida la IA, está cambiando nuestra percepción del tiempo y el espacio, ofreciendo un marco teórico para entender dichas transformaciones en la sociedad de la era digital.
En la segunda parte, centraremos nuestro análisis en las aportaciones y límites de la IA en el campo de la investigación científica, los impactos positivos desde un examen de cómo estas máquinas-sistemas han revolucionado campos de la medicina y las ciencias sociales. De igual manera, se hará hincapié sobre los posibles límites de la IA, incluidas las cuestiones éticas (ya abordadas y retomadas de publicaciones anteriores), relacionadas con su uso y las implicaciones de sus decisiones temporales. Finalmente, se podrá evaluar las diferencias entre el razonamiento humano y el algorítmico, especialmente la gestión del tiempo.
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