La Generación Beta y la Educación en la Era Digital: Desafíos, Oportunidades y Futuro (2a parte)

Como ya se había mencionado en el apartado anterior, existen otros enfoques que han abordado el tema de la generación "beta", desde sus estudios mismos que han aportado elementos significativos de análisis y reflexión crítica al considerar lo que sucede con estos niños y adolescentes, principalmente aquella población que tiene acceso a tecnologías digitales mediante dispositivos como el celular (móvil), las tabletas, y videojuegos que pueden ser transportables mediante gafas, cascos o sensores colocados en el cuerpo de RV (realidad virtual), tema desarrollado en anterior publicación respecto a los llamados "viajeros transmedia".

Tenemos por ejemplo, el libro del Dr. Jean Twenge (2017): "iGen" en el cual, el autor analiza las características y comportamientos de la generación nacida entre 1995 y 2012, marca un punto de partida para reflexionar sobre las generaciones futuras. Aunque el estudio no enfoca específicamente a los "beta", sus aportaciones son relevantes para comprender el impacto de la tecnología en los nacidos después del 2015, donde se acotan las principales ideas de su estudio.

Twenge sostiene que el acceso masivo de los "smartphones" y de las redes sociales ha transformado en cómo los jóvenes interactúan, se desarrollan  emocionalmente y perciben el mundo. Es parte del impacto de la tecnología en el desarrollo psicológico. También documenta cómo estos jóvenes pasan menos tiempo en interacciones cara a cara, lo que afecta sus habilidades sociales y genera sentimientos de soledad. En el caso de los "beta", podrían experimentar un tipo de socialización aun más mediada por la tecnología, interactuando no solo con humanos, sino también con sistemas de inteligencia artificial. Esto plantea preguntas sobre cómo se podrán desarrollar sus habilidades de empatía y de comunicación interpersonal. En dicha investigación Twenge, detecta un aumento significativo de depresión y ansiedad entre los jóvenes, al correlacionar con el tiempo excesivo frente a pantallas y la presión de las redes sociales.

Si comparamos los resultados obtenidos de Twenge, con la reflexión filosófica de Byung Chul Han (2018), menciona lo que el conceptualiza como "identidad hipercultural", se expresa cuando "...el ser se dispersa en un hiper-espacio de posibilidades y acontecimientos, que, en cierto modo, en vez de gravitar, solo da tumbos", es decir, que al transpolar esto en el caso de los "beta", la caída del horizonte (la realidad) pueden experimentarla de manera dolorosa, como narrativa que construyen asimismo en su imaginario individual con otros, con tal de estar estar "conectados" a través de algún videojuego en línea, convierte ese momento en posible práctica de un acto de libertad, aunque esto sea ficticio, irreal y temporal creado por un programa informático computacional estructurado con algoritmos construidos a la búsqueda incesante de satisfacción de necesidades del participante, para resolver un determinado problema que lo lleva a tomar decisiones inmediatas para continuar jugando y participando con otros y con la máquina. 

Esto para Twenge, le permite identificar un aumento significativo en la depresión y ansiedad entre estos jóvenes, comprueba el tiempo excesivo que mantiene conectado a las pantallas electrónicas de sus dispositivos con los que permanece en gran parte del día de sus actividades personales. Trae por lo tanto, una reflexión para los sistemas educativos y sociales que aun no logran abordar estos problemas, que traerán consigo los "beta" los cuales podrían enfrentar desafíos aun mayores debido a la integración profunda de tecnologías más avanzadas  y la posible falta de regulación digital en sus entornos familiares y comunitarios, principalmente. Lleva al autor a valorar la seguridad, la estabilidad y un enfoque más conservador a generaciones anteriores, con menos interés en riesgos o rebeldía. 

En los "beta", que crecen y van a experimentar un entorno de incertidumbre global (cambio climático, automatización laboral), podrían adoptar valores similares, pero también podrían desarrollar una mayor inclinación hacia soluciones tecnológicas y éticas que aborden dichos problemas globales. Es un aspecto para el autor cuando recomienda a los que educan a esta generación señala, requerirá de entornos de aprendizaje más personalizados, interactivos y basados en competencias, cuyo objetivo será el hecho de desafiar a modelos tradicionales de educación.

Otra de las aportaciones que pueden ayudarnos a comprender los desafíos para educar a la generación "beta", la tenemos con Don Tapscott (1997), sobre sus estudios de la generación digital (Grow Up Digital: The Rise of Next Generation), son clave para entender este fenómeno. El autor analiza como la generación que creció con internet, o "Net-Generation", nacida entre 1985 y 1995, ha sido moldeada por el acceso temprano y constante a la tecnología digital. Aunque este estudio se centra en una generación anterior, sus ideas son altamente relevantes para analizar a los "beta", la cual sería la primera generación "nativa de IA", creciendo en un entorno aún más tecnológico e hiperconectado. Esto les dará la capacidad de convertirse en "prosumidores", es decir, en productores y consumidores de contenidos, porque son jóvenes que no solo consumen información, sino que la pueden crear, además de colaborar y compartir experiencias y proyectos en comunidades digitales. 

Este autor señala que la tecnología permite a los jóvenes aprender de manera autodirigida y personalizada, explorando sus intereses a través de internet y herramientas digitales. Esto desafía los modelos educativos tradicionales basados en la memorización y enseñanza estandarizada. Los "beta" crecerán con estas tecnologías avanzadas, como plataformas de aprendizaje adaptativo impulsadas por IA, que podrán permitir personalizar la educación según las habilidades, intereses y ritmos individuales. Esto podrá reforzar el aprendizaje autónomo, pero también planteará desafíos para garantizar un equilibrio entre la tecnología y el desarrollo humano.

En el tercer apartado lo vamos a demostrar mediante una práctica tecno pedagógica que fue llevada a cabo con bastante éxito en la India, y posteriormente ha logrado replicarse en algunos países de América Latina. Diremos a modo de cierre, que las oportunidades para atender dichos desafíos de brindar una educación a estas nuevas generaciones, ponen en juego, no solo la creación de políticas públicas, sino también en el aumento de la mejora de calidad y gestión de proyectos que impulsen una verdadera transformación social y cultural, adecuada y requerida para estos tiempos de constantes cambios complejos emergentes.

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